Observar un cielo oscuro y estrellado es un espectáculo al que no debemos renunciar, un placer para los sentidos, una experiencia inigualable que queda grabada en nuestra memoria para siempre. A lo largo y ancho del planeta, desde los albores de la humanidad y para todas las culturas y religiones, la observación del cielo ha sido fuente inagotable de inspiración.
Este cielo de hoy es, esencialmente, el mismo cielo que a lo largo de miles de años fascinó a nuestros antepasados, aquel en el que buscaban el sentido de la vida y el porqué de las cosas. Por desgracia, la vida urbana y la contaminación lumínica en la mayoría de nuestros entornos hacen casi imposible discernir las estrellas en la oscuridad de la noche. Pero están ahí, a simple vista. Para poder verlas solo tenemos que encontrar el lugar adecuado desde el que mirar.
Uno de esos lugares es el Parque Astronómico de la Serranía Conquense, que acaba de ser declarado Destino Turístico Starlight –avalado por la UNESCO–, un sello de calidad del cielo que solo poseen aquellos lugares del mundo en los que es posible observar el firmamento en todo su esplendor.
El Parque Astronómico de la Serranía Conquense ofrece un turismo sostenible e inteligente que pretende, «simplemente», observar los cielos en condiciones idóneas. Un turismo para todos los públicos que solo requiere ganas de aprender, descubrir y disfrutar de los misterios que hay sobre nuestras cabezas. Un turismo, además, que se puede practicar todo el año: el cielo está ahí siempre, en cualquier estación y hemisferio.
No hay nada más gratificante que reconocer, con nuestros propios ojos, estrellas, planetas y constelaciones, la inabarcable belleza del firmamento. Solo necesitamos encontrar lo que estamos buscando: el entorno natural y el cielo adecuados.
Castilla-La Mancha es uno de los paraísos de la observación astronómica y el ya mencionado Parque Astronómico de la Serranía Conquense, ubicado en el Parque Natural Serranía de Cuenca, es uno de sus principales exponentes. Abarca 19 municipios: Arcos de la Sierra, Beamud, Castillejo de la Sierra, Cuenca, Fresneda de la Sierra, Fuertescusa, Huélamo, Las Majadas, Mariana, Portilla, Poyatos, Ribatajada, Sotorribas –que incluye Collados, Pajares, Ribagorda, Ribatajada, Ribatajadilla, Sotos, Torrecilla y Villaseca–, Tragacete, Uña, Valdemeca, Vega del Codorno, Villalba de la Sierra y Zarzuela.
Estos rincones de sosiego, naturaleza y noches únicas garantizan al visitante una completa oferta para disfrutar del cielo nocturno y del entorno natural, y cuentan con una infraestructura turística de calidad para acoger a quienes se acerquen a disfrutar de la astronomía.
Por si fuera poco, la Serranía de Cuenca encierra un elevado valor paisajístico, geológico, paleontológico, botánico, forestal y faunístico. La baja densidad de población, junto con la pervivencia de formas de vida tradicionales, le confiere además un gran interés etnográfico, habiendo posibilitado el buen estado de conservación en el que se encuentra.
Estamos ante un patrimonio sorprendente, antiguo, vasto, intangible e inabarcable; un lugar privilegiado en el que, en perfecta armonía, podemos disfrutar de la naturaleza y el silencio mientras nos deleitamos con la contemplación del firmamento, una ventana abierta a lo que nunca vemos: el cielo.
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