En la extensa llanura manchega, flanqueada por los ríos Júcar y Cabriel, se halla recóndito un tesoro de la cultura vinícola española; La Manchuela. Situada a 600-700 metros sobre el nivel del mar, goza de un clima continental seco, influenciado por los vientos húmedos del mediterráneo. El fuerte contraste térmico hace largo el proceso de maduración de la uva, a lo que, si añadimos la tradición en el cultivo y el mejor equipamiento de las bodegas para conservar la calidad de la uva, da como resultado unos vinos de personalidad única.
La Manchuela abarca el sudeste de Cuenca y el nordeste de Albacete. Dos provincias diferentes unidas por una misma pasión: el vino. Tan es así que su logo refleja los dos territorios en dos mitades de un corazón trazado con este preciado líquido.
La Ruta del Vino de la Manchuela comprende 23 municipios. Recorriéndola de norte a sur, comenzando por la provincia de Cuenca, encontraremos Alarcón, Villanueva de la Jara, Iniesta y El Herrumblar. Continuando hacia el sur, adentrándonos en la comarca albaceteña, descubriremos Villamalea, Villatoya, Cenizate, Navas de Jorquera, Casas Ibáñez, Alborea, Fuentealbilla, Balsa de Ves, Casas de Ves, Mahora, Villa de Ves, Alcalá del Júcar, Motilleja, Jorquera, La Recueja, Valdeganga, Carcelén, Alatoz y Pozo Lorente.
Pequeñas localidades de fuerte trazado medieval en su mayoría, en las que se aprecian las huellas del paso de diferentes culturas a lo largo de la historia, dejando numeroso patrimonio como el Castillo de Alcalá, antigua fortaleza con presencia de diferentes estilos arquitectónicos, la Ermita del Cristo de la Vida o el museo arqueológico de Iniesta que cuenta con el mosaico de la Diosa Alada Astarté, pieza única en España y de la que sólo se han encontrado dos más en todo el mundo. Se trata de municipios inmersos en parajes de enorme belleza, pues están rodeados de extensos campos y algunos incluso se asoman a los meandros formados por los ríos, esculpiendo casas en plena roca.
Reseñable es también el entorno natural que abraza la Manchuela con numerosos parques naturales destacando Las Hoces del Cabriel, que es la reserva más grande de la provincia de Cuenca en la que podrás disfrutar de su sendero interpretativo, así como, de la observación de aves rapaces y animales como la cabra montesa o la nutria, presentes únicamente en este maravilloso entorno.
Los vinos están amparados por la D.O. Manchuela. Las uvas que predominan en la comarca son la bobal, tempranillo, syrah y cabernet dando a los vinos un carácter frutal con un notable aroma y excelente acidez. Abundan los vinos tintos que pueden ser, tanto jóvenes, como de crianza. Sin embargo, los vinos blancos también tienen su protagonismo en esta zona, de color amarillo pálido y de sabor exquisito.
Para empaparte de la cultura vinícola es necesario visitar las bodegas y viñedos del territorio, donde además de apreciar la belleza de sus campos, podrás conocer de principio a fin el proceso de elaboración del vino, desde la recolecta de la uva hasta servirlo en nuestra copa. Así mismo, podrás degustar sus diferentes variedades y apreciar de una forma única los matices que ofrece cada una de ellas.
Y, con todo esto, no podemos olvidarnos de la gastronomía manchega, una de las más ricas de España, caracterizada por recetas tradicionales a partir de productos autóctonos donde destacan platos como las migas, gazpacho manchego, caldereta de caza y productos de reconocido prestigio como sus quesos. En suma, platos ideales para su acompañamiento con un buen vino D.O. Manchuela.
En definitiva, se trata de destinos ideales para visitar durante todo el año por ofrecer, tanto calma en un espléndido entorno natural, como ambiente en sus periodos festivos y los eventos culturales que se realizan, dando la posibilidad de disfrutar de la cultura del vino en entornos mágicos e inigualables.
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