De Toledo a Ávila la ruta nos conduce por amplios campos de cultivo, cruzando las aguas del Guadarrama y del Alberche, con pueblos que albergan emblemáticos edificios civiles y religiosos como testigos mudos de su historia.
Ante de llegar a Torrijos, un desvío nos conduce al castillo de Barcience construido por los condes de Cifuentes y en el que destaca su magnífica torre del homenaje.
En Torrijos es obligada la vista al palacio de Pedro I, a la Capilla del Santísimo Cristo de la Sangre y, sobre todo, a Ia la colegiata del Santísimo Sacramento, mandada construir por doña Teresa Enríquez –conocida como la Loca del Sacramento– sobre una mezquita musulmana con la participación de Alonso Covarrubias.
En Maqueda, donde nuestro camino se cruza con la autovía que une Madrid con Extremadura, hay varios elementos patrimoniales de singular interés como los restos de la muralla, la Torre de la Vela, una puerta califal y su castillo por el pasaron personalidades ilustres como el Cardenal Mendoza o la mismísima Isabel la Católica.
El camino va poco a poco tomando dirección norte y cruza las aguas del río Alberche en Escalona. Fue esta villa real de gran importancia estratégica como atestigua su castillo, que don Álvaro de Luna transformó en un impresionante palacio en el siglo XV. El paseo por sus calles no permite descubrir su pintoresca plaza –escenario en el que transcurre el final del primer libro del Lazarillo de Tormes–, los restos de sus murallas o el convento de la Encarnación. Además, podemos adentrarnos por alguno de los senderos naturales que recorren las bellas riberas del Alberche.
A partir de aquí los campos de cultivo dan paso a un paisaje más agreste para llegar a Almorox cuyos pinares ofrecen un gran interés; hay numerosas rutas para realizar a pie i en bicicleta de montaña entre ellos el conocido como Sendero del Lazarillo.
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