El presente y futuro de Talavera saltan a la vista: es el centro neurálgico en el ámbito social, económico y de servicios para comarcas cercanas como Campana de Oropesa, La Jara, Sierra de San Vicente e incluso localidades del valle del Tiétar (sur de Ávila) y del nordeste de Extremadura. Pero también, en sus monumentos, rincones y fiestas descubrimos un vasto pasado.

Hasta marzo de 2019, una cita cultural resume ese devenir de los tiempos: la exposición “aTempora: 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha” resume la historia de la producción cerámica en la región, reuniendo por primera vez en una sola ciudad más de 1.000 piezas de incalculable valor. Una oportunidad única y difícilmente repetible que nadie debería perderse.

Estos son los imprescindibles que os proponemos cuando la visitéis.

El Tajo es el elemento físico más característico de Talavera; sirve de barrera geográfica natural y en el pasado podía ser salvado por escasos lugares. El antiguo puente romano, el Puente Viejo, fue destruido por los árabes en su huida de Talavera y mandado reconstruir en 1483, aprovechando algunas cepas romanas y con el mismo estilo, por lo que todavía es conocido como el Puente Romano. Otros dos puentes tienen fama: el puente de Hierro y el puente de Castilla-La Mancha, un nuevo puente atirantado y prodigio de ingeniería, récord mundial en la tipología de puentes atirantados con un único mástil, contando con el pilono inclinado más alto de Europa.

Murallas

La Talavera musulmana (Talabayra) conoce el crecimiento y engrandecimiento con la construcción del primer recinto amurallado de los tres con que ha contado. Se conservan restos de la muralla de aquel primero (s. IX). En el siglo XIII, la muralla se reforzó con un número de torres albarranas de gran tamaño que posibilitó la mejor defensa de la ciudad. Estas torres, todo un símbolo de Talavera, fueron originalmente diecisiete. En la actualidad sólo quedan ocho, algunas en perfecto estado. Posteriormente se levantó otra línea de muralla que contó con numerosas puertas; aún visibles son las de Sevilla, de Mérida y de Zamora.

Cerámica urbana

Talavera es la cima de la tradición cerámica nacional y la capital del azulejo. La cerámica talaverana es sello artístico mundialmente conocido y valorado. En un paseo por la ciudad se nos presenta al alcance de la mano en templos religiosos, comercios, museos, fachadas y mobiliario urbano. Los bancos de la Plaza del Pan, los paneles y jardines de la Basílica del Prado, el frontal del altar de la capilla de los mártires en la Colegial Santa María la Mayor o la fachada del teatro Victoria son quizás los ejemplos más significativos.

Museo de cerámica Ruiz de Luna

El gran museo talaverano contiene una muestra de los trabajos en loza y azulejo de la localidad entre los siglos XVI al XX, aunque hay trabajos cerámicos anteriores (de Roma, la Talavera musulmana, etc). Asimismo se puede encontrar buena parte de la colección personal del ceramista con auténticas obras maestras provenientes de su taller. Proyectada hoy como ampliación del Museo, la plaza de San Agustín es uno de los rincones más entrañables del casco antiguo. En ella se encuentra la antigua iglesia San Agustín, del siglo XVII.

La Colegial Santa María La Mayor, de grandes dimensiones, está en la plaza del Pan, el corazón de Talavera. Mezcla de gótico y múdejar, es un edificio realmente hermoso en el que destaca  su enorme rosetón en ladrillo estucado.

Basílica del Prado

Destaca en la silueta de la ciudad y como epicentro de actos litúrgicos y festivos. Es el hogar de la patrona de la ciudad. Pero también destaca porque es llamada la Capilla Sixtina de la cerámica: el arte talaverano por excelencia muestra aquí todo el esplendor del siglo XVI.

Fiesta de las Mondas

Declarada de interés turístico nacional, conecta íntimamente con el sentir de la ciudad; considerada la fiesta documentada más antigua de toda España (por ser heredera de la adoración romana a Ceres), tiene lugar cada año durante la semana de Pascua para celebrar las cosechas del año en esta comarca agrícola y ganadera. Pero, sobre todo, hace patente la vinculación y hermanamiento de Talavera con los pueblos de su entorno.

Jardines del Prado

Han sido lugar de esparcimiento para los talaveranos desde antaño. Reconvertidos a finales del siglo XVIII en un área con arboleda ordenada, fueron objeto en 1924 de la instalación de una fuente monumental diseñada por Francisco Arroyo y ejecutada en los talleres Ruiz de Luna, conocida como Fuente de las Ranas, cuya recreación podemos ver en la actualidad de 2004. Destacan por su belleza y cromatismo el Estanque de los Patos, realizado en cerámica de Talavera; el pequeño edificio de los urinarios públicos conocido como La Mezquita, de estilo neomorisco, y el resto del mobiliario urbano del parque, realizado también en cerámica tradicional.

La convivencia de musulmanes y cristianos y el estilo arquitectónico que de ello derivó, el mudéjar, nos sirve de hilo conductor para dos visitas: la iglesia del Salvador, una de las más antiguas de la ciudad, conserva un bellísimo ábside. Su interior se ha reconvertido en galería cultural. Y la iglesia de Santiago el Nuevo, una magnífica muestra de este arte; su fachada occidental, justo en la travesía de Santiago, se apoya en las viviendas colindantes a través de dos fuertes arbotantes y muestra en lo alto un bello rosetón. En su interior encontramos un imponente órgano del XVIII.

El Museo Etnográfico de Talavera de la Reina se ubica en uno de los edificios industriales más antiguo de la ciudad: una antigua almazara de aceite del siglo XVIII perteneciente al convento de San Jerónimo. En su parte exterior, hay un yacimiento arqueológico de la misma época, antiguas tenerías donde se teñía y se curtía el cuero.