Las tierras de la vertiente oeste del macizo que culmina en el pico Ocejón albergan algunos de los pueblos más pintorescos de Castilla-La Mancha.

Saliendo de Cogolludo podemos visitar, en Beleña de Sorbe, las ruinas del castillo de Doña Urraca y la iglesia de San Miguel.

Más al norte, dejando atrás Tamajón y el pantano del Vado –que se nutre de las aguas del río Jarama– cruzamos Campillejo, con su singular iglesia Parroquial, y El Espinar, coqueta población referente de la Arquitectura Negra.

Para llegar a Roblelacasa es preciso desviarse a la izquierda. Esta pequeña localidad es otro buen ejemplo de la original arquitectura de la zona. Desde aquí un camino de tierra nos conduce al pueblo deshabitado de Matallana y a la espectacular Cascada del Aljibe, uno de los parajes más visitados de la comarca. Al sur, y todavía por pista de tierra, se levanta La Vereda, otro núcleo deshabitado –o casi– enclavado en un paraje de gran belleza.

Nuestra siguiente parada es Campillo de Ranas, uno de los ejemplos mejor conservados de los pueblos de la Arquitectura Negra. Las características obleas y lajas de pizarra forman parte de los muros, tejados y pavimento de calles y plazas. Un paseo por el pueblo nos llevará al Mirador de la Fuente de las Ranas, al Roble Hueco, a su peculiar Museo de Maquetas y a la iglesia Parroquial de Santa María Magdalena y su peculiar reloj solar.

Por último alcanzaremos Majaelrayo, otro de esos pueblos con indudable encanto. Fuentes, ermitas, su iglesia perfectamente integrada, sus Baños del Robledo, que disfrutaron durante años de un gran prestigio por sus aguas curativas, se combinan con una naturaleza privilegiada. Recomendable es la excursión al arroyo y la cascada de la Matilla.

La singularidad de todos los pueblos de la Arquitectura Negra, sus ricos paisajes y la oferta gastronómica y hotelera, cada vez más cuidada y variada, son motivos de sobra para visitarlo. Una singularidad, por cierto, que le ha valido ser propuesta como candidata para acceder a la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Méritos no le faltan.