La capital de La Mancha Alta Conquense, Tarancón, es una ciudad normalmente de paso, ya que es un importante nudo de comunicaciones por carretera y tren. Es la segunda localidad de Cuenca con mayor número de habitantes, lo que es sinónimo de multitud de alojamientos y planes de ocio. Así que, esta vez, os proponemos parar y quedaros para descubrirla.
El casco antiguo de la ciudad, al este, está articulado sobre plazas unidas por calles estrechas y bellos edificios que nos regalan un paseo muy agradable: es el barrio medieval del Castillejo, el más conocido de la localidad, entre otras cosas, por sus bellas vistas.
En una de estas plazas, en la del Caño, se alza la imponente iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural. El templo, de origen gótico, está dentro de un atrio al que se accede a través del Arco de la Malena (el elemento más antiguo del municipio y su emblema); su gran torre, conocida como la “Giralda Manchega”, está compuesta por cinco cuerpos cuadrados y dos octogonales que guardan el reloj y la cruz de forja que la corona, obra de Luis de Arteaga en el siglo XVIII. Del interior es obligación admirar su imponente retablo mayor, obra de Pedro de Villadiego, de estilo plateresco. Es de madera de pino tallada con la imagen de la Asunción en su hornacina central y un Calvario en el ático.
En la plaza del Ayuntamiento encontramos una de las casas nobles más importantes del municipio: el palacio de los Duques de Riánsares, realizado por el mismo constructor del Palacio de Congresos de Madrid, Narciso Pascual, fue un regalo del noble para su esposa, la Reina Regente Dª María Cristina de Borbón; el edificio consta de dos patios y posee una rejería de estilo isabelino muy curiosa. La Reina y el Duque pasaban algunas temporadas en Tarancón y en el Palacio se hicieron grandes fiestas cortesanas. Al morir el duque se produce un cruel abandono y el palacio es despojado hasta de sus enseres. La reja que delimitaba el perímetro de sus jardines y el patio de armas desapareció en los años 30.
A escasos metros se encuentra el antiguo seminario de los Padres Somascos, una llamativa construcción abandonada en la actualidad, y el mercado municipal.
Otro edificio excepcional es la Casa Parada (siglo XV-XVI), una pequeña joya de tres plantas y un patio exterior de estilo clásico, actualmente sede del museo de Arte Contemporáneo y Archivo Histórico. Originariamente poseía una de las fachadas más singulares de la ciudad, con su paramento de piedra del siglo XVIII, portada con baquetones en las jambas y arco adintelado. La casa sirvió de alojamiento a importantes personajes de la realeza, entre ellos Carlos V, o la mismísima reina Isabel “la Católica”.
El Convento de Franciscanos (s. XVIII) es el último resto del que fuera el mejor convento que tuviera la Orden de los Capuchinos en toda Castilla. Se construyó en la llamada plazuela de San Pedro (extramuros) y hoy es lugar céntrico conocido como glorieta del Convento. Fue cuartel general de los franceses en la Guerra de la Independencia y durante la Guerra Civil se saqueó y destruyó. En 1942 se entrega en usufructo perpetuo a los Franciscanos menores, que posteriormente restauraron la iglesia.
Un lugar muy especial para los taranconeros es el Santuario de Riánsares, a orillas del río del mismo nombre, a apenas 5 km del pueblo. Según la tradición, fue el rey visigodo Recaredo I el que entregó la imagen de la Virgen a las monjas benedictinas del oratorio existente en aquella época, tras verse recuperado repentinamente de una grave dolencia. En el año 1846, una vez desamortizada, es adquirida en propiedad por el duque de Riánsares, el cual restaura el templo y construye un palacio junto a él, reavivando las fiestas y romerías que rinden culto a la patrona de Tarancón. Los taranconeros acuden en romería para disfrutar de la pradera, alameda y pinares del entorno. En su interior se encuentra la cripta con los restos del duque y su familia.
Entre sus fiestas tradicionales es famosa la Pasión Viviente de Semana Santa, cuyas escenas se recrean en espacios concretos del casco antiguo. Está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.
Desde hace más de dos décadas, en la localidad se celebra en Carnaval un evento bastante singular pero que ya cuenta con miles de asistentes: una fiesta ambientada en los años 60. El evento es un acontecimiento amplio y organizado que ofrece múltiples actividades para pasarlo bien durante todo un fin de semana. En la plaza del Ayuntamiento se instala un mercado de indumentaria y accesorios "sixties"; se lleva a cabo un pasacalles de niños que recorre las principales avenidas de la ciudad hasta arribar al Auditorio, donde tocan distintas bandas que hacen honor a aquélla década.
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