Su propio nombre lo dice, estamos en una zona hosca y de difícil acceso. Un paisaje espectacular encajonado entre las hoces y muelas de las sierras de los Barrancos, Pajarejo y Cerro Gordo, entre las que discurren el río Escabas y el arroyo de las Truchas.
El Parque Cinegético Experimental de El Hosquillo, que es su nombre completo, se encuentra a poco más de una hora de Cuenca. Desde Las Majadas, el pueblo más cercano, una estrecha carretera de montaña que serpentea entre pinares nos conduce a este paraje que sobre todo permite al visitante mantener un intenso contacto con la naturaleza.
Es un espacio privilegiado dedicado a la conservación, investigación y educación ambiental. Tal y como señalan en su web -www.parqueelhosquillo.com-, el Parque es “un laboratorio natural para estudiar y conservar diferentes especies de fauna, y una gran aula al aire libre para aprender acerca de la conservación de nuestros recursos naturales”.
Las casi 1.000 hectáreas de superficie están cubiertos de una abundante vegetación entre la que destacan pinos silvestres, pinos negros, quejigos, bojes, tejos, acebos, sauces, chopos o avellanos, y un innumerable número de pequeñas plantas entre las que destacan las bellas orquídeas.
En ese entorno viven una gran cantidad de aves, entre ellas el grandioso buitre leonado, el águila real, el halcón peregrino o el búho real. Con un poco de suerte podremos observar alguno de ellos sin dificultad.
Sin duda uno de los atractivos principales del Parque es la presencia de ciervos, corzos, gamos, muflones, cabras monteses o jabalíes todos ellos casi al alcance de la mano. Además, alberga una representación de dos especies en peligro de extinción: el lobo ibérico y el oso pardo que habita entre farallones rocosos en el conocido como Rincón del Buitre.
Toda esta riqueza natural convirtió el entorno de El Hosquillo en escenario de algunas de las escenas más espectaculares grabadas por Félix Rodríguez de la Fuente en su inolvidable El Hombre y la tierra.
Para poder disfrutar de estos encantos naturales es imprescindible realizar una reserva previa a través de la web del Parque donde se indican los horarios y días de apertura. Una vez allí disfrutaremos del Pabellón de caza, el Centro de Interpretación o ya mencionado Rincón del Buitre, y de las rutas señalizadas, con espectaculares miradores.
El Parque abre sus puertas todo el año y cualquier época es buena, cada una con sus peculiaridades: es precioso el paisaje nevado en invierno; la explosión de naturaleza durante la primavera, el sosiego del verano y la variedad cromática del otoño.
En definitiva un plan perfecto, en contacto con la naturaleza y recomendado para toda la familia.
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