Una estancia mínima de un día es necesaria para disfrutar de Huete, una ciudad bimilenaria, aún desconocida por el gran público pero que atesora un amplio patrimonio que no deja a nadie indiferente: arquitectura religiosa, con tres monasterios o conventos y joyas como los impresionantes restos de Santa María de Atienza o la pequeña parroquia de San Pedro; arquitectura civil como el Pósito Real y la Torre del Reloj, la casa Palacio del Conde de Garcinarro y la casa de los Amoraga; arquitectura popular, las llamadas “chozas” o casas-cueva a las las faldas del cerro del castillo; la muralla que delimita el perímetro de la ciudad medieval… Como colofón, un paseo por el parque de la Chopera.

El imponente Monasterio de la Merced es, además, un importante centro cultural ya que alberga tres museos: el Museo de Arte Contemporáneo Florencio de la Fuente (con obras de Picasso o Dalí), el Museo de Arte Sacro y el Museo de Etnografía (tiene una fabulosa colección de muñecas y juguetes de época).

Una sorpresa: el Monasterio de Jesús alberga la Fundación Antonio Pérez, un museo de fotografía con una valiosa colección de los mejores fotógrafos de nuestro país y extranjeros:  como Ramón Masats, Castro Prieto, Isabel Muñoz, Juan Manuel Díaz Burgos, Navia o Ricky Dávila, así como otros de índole internacional como Jean Marie del Moral, Déborah Garwood o Angele Etoundi.

Huete esconde otros tesoros, los gastronómicos: vino, queso, cordero, aceite, miel,… Una visita a la quesería la Ermita o una cata en la Bodega Uribes-Madero (Pago Calzadilla), probar el aceite de la zona, por ejemplo, son actividades alternativas.

Por último, el principio. La llaman ciudad bimilenaria porque en esta tierra los romanos encontraron el Lapis Specularis, yeso cristalizado, el cristal de Hispania, convirtiendo este territorio en la explotación minera más extensa del imperio y en zona de esplendor y riqueza. Visita las Minas de Sanario (a 5 km, en la carretera a Saceda del Río), un recorrido de 30 minutos por sus galerías, con casco y linterna, para aprender cómo se iluminaban, cómo trabajaban y cómo extraían hace siglos un cristal que se vendía por todo el Mediterráneo y con el que se construían aquellos primerlos ventanales.

Las minas sólo son visitables sábados y domingo a horas concretas. Más información en la oficina de turismo.

Mira la ruta del Lapis Specularis