«Acaeció que llegando a un lugar que llaman Almorox, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio un racimo dellas en limosna, y como suelen ir los cestos maltratados y también porque la uva en aquel tiempo esta muy madura, desgranabasele el racimo en la mano; para echarlo en el fardel tornabase mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un banquete, ansí por no lo poder llevar como por contentarme, que aquel día me había dado muchos rodillazos y golpes».
Almorox
Camino de Toledo se dirige Lazarillo acompañado del ciego, ya que allí «la gente es más rica, aunque no muy limosnera». Almorox es el primer pueblo de la provincia toledana que pisan. Allí reciben como limosna un racimo de uvas de un apiadado vendimiador. Hoy Almorox produce vinos adscritos a la Denominación de Origen Vinos de Méntrida.
Los hermosos pinares que rodean el pueblo es lo primero que llama la atención, para adentrarnos ya en un pueblo que conjuga modernidad e historia. La hermosa Picota levantada como símbolo de independencia de la villa, o la Iglesia de San Cristóbal con su interesante portada renacentista, ambas del siglo XVI, nos hablan de tiempos pasados, mientras sus cooperativas, sus vinos, sus explotaciones... nos hablan de un tiempo presente que ha sabido mantener sus raíces.
Escalona
«Yendo que ibamos ansí por debajo de unos soportales en Escalona, adonde a la sazón estábamos en casa de un zapatero, había muchas sogas y otras cosas que de esparto se hacen...». Tras su paso por Almorox, Lazarillo y el ciego llegan a Escalona, dominada por su hermoso Castillo asomado al Alberche desde hace siglos. Las antiguas murallas que rodean casi por completo al pueblo, la iglesia parroquial de San Andrés, el Monasterio de la Inmaculada, hacen juego con la historia y la grandeza del castillo.
Pero Escalona también es las alamedas junto al río, con merenderos de antiguo estilo, la Plaza Mayor, donde podemos encontrar incluso el pilar contra el que Lázaro estrelló al ciego o las tiendas de buenos embutidos ibéricos. Todo ello, nos invita, al contrario que hizo Lazarillo, que tomó «la puerta de la villa a los pies de un trote», a demorarnos en un recorrido pausado que nos permita saborear cada lugar y cada paisaje.
No podemos abandonar este pueblo sin acercarnos al Convento de la Concepción, donde sus monjas elaboran exquisitos dulces (mojicones, mantecados de almendra, hojaldritos...) cuyas recetas artesanales custodian celosamente, y que son obligatorios llevar como recuerdo del lugar.
Maqueda
«Otro día, no pareciendome estar alli seguro, fuime a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis pecados con un clérigo que, llegando a pedir limosna, me pregunto si sabia ayudar a misa». La siguiente parada es Maqueda, que desde el cerro en el que se levanta, domina los campos y las lejanas montañas azules de la Sierra de Gredos. También aquí encontramos un poderoso castillo, ubicado en la zona más alta de la población, de origen musulmán, aunque lo que hoy vemos es obra del siglo XV sobre anteriores; un rollo jurisdiccional ubicada en la Plaza de España, y una iglesia parroquial, la de Santa María de los Alcázares, que nos hablan de un esplendoroso pasado histórico.
Y también aquí podemos, como en Escalona, demorarnos en nuestro camino a Toledo y deleitarnos en el paisaje y hacer rutas de senderismo o a caballo. Quizá la fi esta más singular de Escalona sea la que se celebra cada último domingo de abril en honor de Nuestra Señora de los Dados, su patrona, y la majestuosa y colorista representación de Moros y Cristianos.
Torrijos
«¿Cómo, y oliste la longaniza y no el poste? ¡Ole! ¡Ole! –le dije yo. Y dejele en poder de mucha gente que lo habia ido a socorrer, y tome la puerta de la villa en los pies de un trote, y antes que la noche viniese di conmigo en Torrijos». Cerca de Maqueda y en nuestro camino a Toledo está Torrijos, pueblo que por no parecerle seguro, Lazarillo acaba abandonando. Y si no le parecía seguro era porque venía huyendo por el desaguisado con el ciego y Torrijos era lugar ya importante y de orden en el siglo XVI, y se alzaba como cabeza industrial y comercial de la zona, con días semanales fijados para el comercio.
Torrijos tiene una historia rica y noble de la que quedan importantes huellas. El Palacio de Pedro I, fue levantado en época del rey Alfonso XI y hermoseado por Pedro I, quien pasara en él largas temporadas. Hoy es la sede del Ayuntamiento de Torrijos. La Antigua Colegiata del siglo XVI es hoy la iglesia parroquial, de aspecto catedralicio, con una portada plateresca repleta de ángeles, columnillas, hornacinas... y un interior majestuoso con tres amplias naves y capillas laterales. Pero Torrijos ofrece mucho más que todo eso: comercios variados y de calidad, servicios e infraestructuras que la convierten en una ciudad moderna y activa.
Toledo
«Esto fue el mesmo ano que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella cortes, y se hicieron grandes regocijos, como vuestra merced habrá oído». Ciudad que se puede recorrer de mil formas, en rutas que se cruzan y entrecruzan en función de su argumento: la ruta de los conventos, la de los museos, la de las leyendas, la del Greco ... Nuestra particular ruta nos lleva a los lugares más signifi cativos que recorrió Lazarillo en sus andanzas por Toledo.
El primero de ellos está centrado en torno a la Catedral, a donde le llevó su amo, el hidalgo pobre, para oir misa, y que hoy es punto neurálgico e ineludible de la ciudad. El grandioso monumento más representativo de la ciudad se construyó entre 1226 y 1492 y aunque el gótico es el protagonista, otros estilos como el mozárabe, el renacentista, el barroco, el neoclásico están representados. La Sala del Tesoro alberga entre otras piezas de incalculable valor, la Custodia, del orfebre Enrique de Arfe, que únicamente se pasea por la ciudad con motivo del Corpus Christi, la Sacristía custodia una auténtica pinacoteca con piezas de Velázquez, El Greco, Tiziano, Rafael y Caravaggio.
El segundo punto de nuestra ruta gira en torno al Pozo Amargo o la Bajada del Barco, que conserva el sabor de los tiempos pasados. Encontramos joyas como son el Convento de Santa Isabel, abierto a la visita turística, y que alberga una magnífica iglesia con ábside mudéjar y artesonados medievales. También se encuentra en este barrio la sede de la famosa Escuela de Traductores de Toledo, fenómeno cultural desarrollado entre los siglos XII y XIII y que trabajó por trasladar a Europa la sabiduría y conocimientos de Oriente, principalmente de griegos y árabes. El Pozo Amargo da nombre a una leyenda toledana, una de sus muchas, que narra la historia de un amor imposible entre una hermosa judía y un caballero cristiano, historia abocada a un final trágico que te invitamos a conocer en tu visita a Toledo.
El tercer y último punto de nuestra ruta en Toledo se centra en torno a la antigua calle de la Tripería, la zona que hoy discurre entre Zocodover y la Catedral. Allí se conservan todavía el nombre de varias calles gremiales como Tornerías, Chapinería, Horno de los Bizcochos o Cordonerías...que nos trasladan sin esfuerzos al mundo del Lazarillo, a través también de la multitud de casas con portadas de los siglos XVVV y XVI, exactamente iguales a las que vio Lázaro en sus vagabundeos por la ciudad. a
Un libro para un viaje
Los versos eternos de un poeta-guerrero, las aventuras universales de un loco soñador, las divertidas fechorías de un pícaro jovenzuelo, el minucioso viaje a una tierra con nombre de miel y las batallas de un caballero medieval son la invitación con la que Castilla-La Mancha te quiere seducir para que la descubras.
De la mano de Jorge Manrique, de Cervantes, del Lazarillo, de Camilo José Cela y del Cid, Castilla-La Mancha te invita a recorrer bellos rincones de sus cinco provincias: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo.
EL AUTOR
Muchas son las teorías e investigaciones que se han generado en torno a la autoría del la obra, aunque hasta la fecha nos todos los investigadores se ponen de acuerdo. Lo que sí es seguro es que este libro, su autor da pie a un nuevo género literario, la novela picaresca, que tuvo gran importancia en la literatura española del Siglo de Oro.
LA OBRA
En 1554 se imprimía en Burgos, en Alcalá de Henares y en Amberes La Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades , pronto se hacía popular hasta el punto de iniciar un nuevo género literario: la novela picaresca, de gran importancia en la literatura española del Siglo de Oro.
De autoría discutida, El Lazarillo retrata una sociedad que, aunque en plena hegemonía imperialista, alberga una amarga verdad de hambre y miseria, verdad que rezuma en las peripecias que Lazarillo nos cuenta con sus amos: el ciego, el clérigo, el noble, el fraile, el buldero, hasta alcanzar el tan anhelado ofi cio real de pregonero, según él «cumbre de toda buena fortuna».
Ya en 1909, Azorín invitaba a los lectores del Diario de Barcelona a hacer «la que podríamos llamar ruta del Lazarillo de Tormes», siguiendo las andanzas toledanas del famoso pícaro. Decía de estas tierras «labrantías aparecen ocres, rojizas, negruzcas, junto a los arroyos, en los vallecillos y collados, una fronda de árboles pone una nota de verde intenso, y unas picazas, unos alcotanes, unos tagarotes, revuelan en el cielo, a días plomizo, a días de un añil profundo. Un reposo solemne, un silencio denso envuelve toda la campiña, todas las montañas, todos los alcores y recuestos».
Sin duda, una tierra con un encanto especial, por la belleza de sus paisajes, sí, pero también por sus monumentos artísticos, por la conjunción perfecta entre un pasado medieval de caballeros y batallas y el presente de desarrollo económico y permanencia de costumbres ancestrales.
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