Comencemos donde empezó todo: en Argamasilla de Alba, considerado el lugar del cual Cervantes no quiso acordarse en su primer párrafo del Quijote. Estamos en el Campo de San Juan, en el corazón de La Mancha.
La localidad presenta un importante conjunto de edificios civiles y religiosos; el Pósito de La Tercia (s. XVII), que preside la plaza Marqués de Casa Pacheco, tiene uso turístico y cultural; a pocos metros, en la plaza de Alonso Quijano, está la famosa Botica de los Académicos; la iglesia parroquial de San Juan Bautista (s. XVI) nos sorprenderá por su “descubierto”: un gran espacio inconcluso a los pies del templo.
Pero sin duda el lugar más visitado es la Casa Cueva Medrano, actual Biblioteca Municipal y Oficina de Turismo: este es el lugar que sirvió de prisión a Miguel de Cervantes y entre cuyas paredes dio inicio a su obra. Muy cerca está la Casa del Bachiller podremos admirar una casa típica castellano manchega, situada en el número 1 de la calle Académicos, en la que según la tradición vivió el Bachiller Sansón Carrasco, amigo de la familia del Quijote que aparece en varios pasajes del libro.
A apenas 15 km de Argamasilla, es obligado visitar el castillo y pantano de Peñarroya. El castillo está estratégicamente situado sobre un acantilado (hoy, presa del embalse) y juntos, fortaleza y pantano, forman una preciosa estampa como puerta de entrada del Parque Natural Lagunas de Ruidera.
La Patria de Dulcinea. La cuna del amor. El Toboso. Los suspiros, dedicatorias, afanes y mensajes de don Quijote a su amada tienen como destino este bello rincón toledano. Un pueblo impregnado por las esencias quijotescas.
El paseo lleva por callejas y plazas típicamente manchegas, entre casas bajas de muros encalados que contrastan con la piedra rojiza de las construcciones más monumentales.
Entre esos monumentos destacan la rotunda iglesia de San Antonio Abad; el convento de Trinitarias Recoletas (siglo XVII), sencillo y austero, que alberga un museo con una valiosa colección de pinturas e imaginería de la escuela española del siglo XVII, orfebrería o bordados en oro; el Convento de las Clarisas, en el que se elaboran las pelusas y los famosos caprichos de Dulcinea, excelentes y típicos dulces de la villa…
Pero, sin duda, una de las joyas es la Casa de Dulcinea. Reproducción de un típico caserón de labranza (seguramente de labriegos acomodados), la tradición cuenta perteneció a Ana María Martínez Zarco de Morales, quien inspiró a Cervantes en la construcción literaria de su Dulcinea. Su interior alberga un museo de útiles de valor etnográfico y de uso cotidiano en la vida manchega de la época (la cocina con sus enseres, un dormitorio…). Muy recomendable detenerse en el palomar de adobe, en la bodega, la almazara y la gran prensa de aceite instalada en el corral.
Frente al Ayuntamiento, un gran caserón de piedra rojiza alberga el Museo Cervantino que ofrece al visitante ediciones de todo tipo de El Quijote publicadas en todas las lenguas imaginables: esperanto, latín macarrónico, árabe, hebreo, chino, ruso, islandés, coreano... hasta completar una colección de más de 700 ejemplares muchos de ellos dedicados por políticos e intelectuales de todos los rincones del planeta.
La “trilogía” quijotesca de El Toboso se completa con la visita al Museo del Humor Gráfico Dulcinea que encierra obras de los mejores humoristas gráficos españoles cedidas por el dibujante José L. Martín Mena. Encontraremos obras de Mingote, Peridis, Mendi, Chumy Chúmez, Almarza, Alfredo, Ballesta o Madrigal.
Es perfecto visitar El Toboso durante la celebración de las Jornadas de Cervantinas en abril.
Mota del Cuervo destaca por una pequeña serrezuela –el balcón de La Mancha– en la que se alzan siete espectaculares molinos de viento, emblema de estas tierras e icono del universo cervantino.
Tres de los molinos son visitables; en el molino de El Gigante está la Oficina de Información Turística.
Todo el casco urbano está salpicado de casas señoriales de los siglos XVII, XVIII y XIX, con escudos nobiliarios en las portadas de acceso, lo que demuestra la importancia de Mota del Cuervo a lo largo de su historia.
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