El río Gigüela nace en los altos de Cabrejas (provincia de Cuenca) a 1.080 metros sobre el nivel del mar no lejos del nacimiento del Júcar, abastece los humedales de las Tablas de Daimiel y, tras 200 kilómetros de recorrido, vierte sus aguas al Guadiana. A su paso por la localidad toledana de La Puebla de Almoradiel ofrece al viajero un agradable paseo por sus riberas cargadas de historia.
Las aguas del Cigüela han marcado la vida de sus vecinos, tanto los de su actual ubicación desde el siglo XIII, a menos de 2 kilómetros del cauce, como los de la primitiva de origen prerromano, que se situaba en el Alto de la Magdalena, lugar por el que discurre la ruta propuesta.
El paseo por este agradable sendero nos permite descubrir los indicios de la importancia económica del río para los pobladores de estos territorios; una relevancia que queda patente en los puentes, represas, lagunas y restos de los abundantes molinos que lo jalonaban.
El recorrido circular comienza en el puente romano situado a la salida de La Puebla de Almoradiel, lugar por el que también pasa el Camino Natural y Vía Verde del Trenillo que une las localidades de Villacañas y Quintanar de la Orden. El puente fue levantado originariamente en la ribera del río y servía para posibilitar el tránsito de personas, ganado, caballerías y carruajes sobre una acequia o arroyo de poca anchura junto al cauce; probablemente fue paso obligado para acceder a los molinos harineros que jalonaban la vega del Cigüela. Desde este punto caminamos hacia la vega del río, repleta antaño de olmedas y cañaverales y, por supuesto, de molinos harineros.
La ruta nos conduce hacia el Alto de la Magdalena que, como ya hemos dicho, es el lugar del antiguo emplazamiento de la localidad y que alberga una singular riqueza arqueológica; pasamos por los molinos de Pingazorras y Botifuera y por la casa Labriega. La llanura manchega se extiende ante nuestros ojos hasta llegar al complejo astronómico de La Hita.
En este punto la ruta emprende camino de regreso por el otro lado del cauce del río y sigue el trazado de la Cañada Real Soriana. El final del camino se alcanza en el área de descanso de la Ermita de San Isidro donde podemos hacer un alto en el camino antes de cruzar el antiguo puente ferroviario de Tahierro. Este paraje cercano a la ermita y a la Lagunilla son muy queridos y frecuentados por los vecinos en sus paseos y, por supuesto, en la popular romería en honor de San Isidro.
Merece la pena completar el paseo con la visita a la localidad donde destaca la Iglesia parroquial de San Juan Bautista y las ermitas de Nuestra Señora del Egido, del Santísimo Cristo de la Salud, de la Virgen de Palomares y la de Santa Ana.
La ruta por este curso fluvial por las soleadas tierras de La Mancha Alta está homologada y marcada con las típicas señales blancas y amarillas de la red de senderos de la provincia de Toledo (PR-TO-28); para realizarla se recomienda zapato y ropa cómoda. La mejor época es la primavera, momento en el que las riberas alcanzan todo su esplendor y en el que encontraremos una temperatura alejada de los rigores del frío invierno y el caluroso verano manchego.
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