La sierra noroccidental de Guadalajara, entre las vertientes meridionales de Somosierra y de la Sierra de Ayllón, atesora uno de los conjuntos más impresionantes de la arquitectura popular europea: La Arquitectura Negra, sorprendente enclave de extraordinario valor etnográfico, arquitectónico y paisajístico que además forma parte del Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
Valverde de los Arroyos es, sin duda, uno de los lugares más característicos y representativos de la Arquitectura Negra de Guadalajara y ofrece una perfecta simbiosis entre su conjunto arquitectónico popular y el paisajístico. Numerosos arroyos y torrenteras confirman el porqué del nombre del pueblo. En la plaza Mayor se encuentra una tosca y bella iglesia que alberga una antigua Cruz Procesional del siglo XVI realizada por el orfebre Diego Valle, oriundo de Segovia. Junto a ella el caminante encontrará el característico juego de bolos que servía a los montaraces habitantes de estas tierras como hobby tras las duras faenas camperas y que, en su momento, provocó no pocas disputas deportivas entre los habitantes de estos valles, que competían en buena lid por la gloria de ser, el mejor lanzador de bolos del lugar.
De un rápido vistazo el visitante descubrirá una original diferencia en las fachadas de esta villa respecto a las del otro lado del Ocejón, y es que aquí la arquitectura negra se ha valido de pequeñas balconadas como elemento constructivo pensado para dar luz a las plantas superiores distribuidas con alcobas. Los acusados desniveles sobre los que se asienta esta villa le obligarán a caminar por un sube y baja de recoletas calles donde descubrir mil rincones pintorescos que llenarán su cámara de inolvidables recuerdos.
Como complemento a la visita a Valverde y alrededores, proponemos realizar el paseo circular CM4 que parte de la pedanía de Zarzuela de Galve.
Distancia: 4,7 Km.
Duración: 2 h.
Zarzuela de Galve es una pequeña aldea, distante 2,5 km de Valverde de los Arroyos y adscrita a su término municipal, tuvo iglesia con cubierta de pizarra que desapareció durante la reconstrucción del poblado realizada hacia mediados de la década de los setenta. Se conservan varios ejemplos de arquitectura de pizarra, tanto en viviendas como en construcciones auxiliares que se mezclan con ellas. La plaza Mayor es una de las más destacables de la comarca. Al oeste del poblado todavía se puede ver un conjunto de edificios para el ganado, denominados “tainas”, construidos en cuarcitas doradas, con carpinterías muy rústicas y cubiertas de grandes losas de pizarras. Zarzuela de Galve está situado en un fértil paraje rodeado de extensos huertos de árboles frutales donde, especialmente los perales y manzanos, se desarrollan con profusión, ofreciendo una cosecha anual de fruta fresca y dulce muy demandada en toda la comarca.
El camino comienza en Zarzuela de Galve y, al tratarse de un recorrido circular, el caminante optará por realizar la excursión en uno u otro sentido de forma indiferente; en ambos casos la señalización dispuesta permite una perfecta orientación.
Esquivando huertos, el camino se aleja del pueblo en un veloz descenso a través de un bosquete de robles y, sin haber recorrido mucho trecho, se encuentra con la carretera comarcal que enlaza con Galve de Sorbe, que el senderista habrá de seguir hacia la derecha unos escasos 100 metros hasta encontrar el jalón con la flecha hacia el puente del Tranquilo.
Bajando por la ladera oriental del espolón que forma el Llano de la Zarzuela la senda desciende suavemente, desprotegida de toda cubierta vegetal, hasta alcanzar lo más profundo del Vallejo, donde se encuentra con el pequeño puente del Tranquilo, descrito como “del Tranquillo” en alguna cartografía, que atraviesa en un suspiro, comenzando la remontada entre brezos y pequeños pies de roble hasta llegar a las Tainas del Collaillo, pequeñas construcciones de pizarra donde tradicionalmente se guardaba el ganado de los rigores del invierno y que ahora sirven de refugio.
Ya con poco desnivel, la vereda se ensancha hasta alcanzar nuevamente la carretera comarcal que cruza para, sin demora, adentrarse nuevamente en el rebollar, dentro del paraje llamado “La Covacha”, por donde discurre en un lento descenso hasta alcanzar la confluencia con el camino de retorno a Zarzuela por el que, una vez visitado el destino, distante tan solo 300 metros, el caminante retornará al pueblo.
Las Tainas de Peñas Rubias toman su nombre del cerro bajo el que se construyeron, y hoy en día se encuentran en estado de ruina y devoradas por la vegetación circundante. El regreso al pueblo se realiza por “La Covacha”, en continuo ascenso hasta alcanzar la vertiente occidental de este paraje, donde el camino se aplana y sombrea facilitando el tránsito hasta que, con el pueblo a la vista, nuevamente se alza, exigiendo un esfuerzo final al senderista.
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