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Estamos en La Manchuela conquense, en las inmediaciones del pueblo de La Pesquera, muy cerca del río Cabriel y el embalse de Contreras. En tiempos remotos, el antiguo sendero del Pajazo era el camino que unía las tierras de levante con la meseta castellana. Es probable que el paso de Pajazo ya fuera utilizado en época romana.
Sobre ese sendero discurre el PR-57, un camino que nos remonta a tiempos aún más remotos, cuando los romanos habitaron estas zonas. Por el camino descubriremos obras de ingeniería dignas de mención y admiración.
Camino lineal, 100% ciclable
Dificultad media
19 kilómetros.
6 horas (ida y vuelta).
El camino parte de La Pesquera. Entre extensos y tupidos pinares encontraremos restos de una calzada, alcantarillas y cloacas romanas que aún hoy siguen haciendo la función de drenar grandes cantidades de agua. De vuelta a un pasado más cercano, el embalse de Contreras, en el que reposan las aguas del río Cabriel, es otra de las grandes obras de ingeniería que encontraremos en el camino. El espectacular puente del Rabo de la Sartén salva los profundos y estrechos barrancos de este tramo de río especialmente sinuoso.
El recorrido comienza en La Pesquera por una pista hacia una zona elevada.
A unos 6 km se llega al paraje de La Muela, donde el recorrido se convierte en circular.
Siguiendo el camino de la derecha, por un frondoso pinar, se inicia un pronunciado descenso hasta un pequeño mirador que nos ofrece unas preciosas vistas del embalse de Contreras. Bajo el embalse se encuentra el puente de Pajazo, que fue una de las principales infraestructuras en el camino entre Valencia hacia la Meseta.
Seguimos bajando y encontraremos las alcantarillas de época romanas, en perfecto estado de conservación. Un poco más allá, la orilla del embalse significa el final de nuestra ruta.
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