Desde Almadén, podemos empezar la mañana acercándonos a Chillón, a sólo 5 km: un pueblo con un rico patrimonio cultural que ofrece un agradable paseo en el que destaca la Iglesia de San Juan Bautista (Bien de Interés Cultural, del s. XVI), también conocido como Castillo de los Donceles.
En Chillón –aunque cogiendo el coche– una visita imprescindible es la subida hasta la ermita de la Virgen del Castillo para contemplar los restos de la fortificación, el propio santuario o la inmensa panorámica desde su mirador, con impresionantes vistas a tres comunidades: Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía. Allí mismo, podemos también visitar las pinturas rupestres de la Sierra de la Virgen del Castillo, también declaradas Bien de Interés Cultural.
La Sierra de los Canalizos y las Sierras de Almadén-Chillón-Guadalmez, que rodean Chillón, son espacios naturales protegidos; en el caso de esta última, zona de especial protección de aves como el águila imperial, el buitre negro o la cigüeña negra.
Nos dirigimos a Guadalmez, en la confluencia de tres grandes valles de larga tradición ganadera –Alcudia, La Serena y Los Pedroches– y a orillas del río homónimo en torno al cual se concentra la vida y la historia del pueblo. La Isla de los Galápagos, donde se unen el Valdeazogues y el Guadalmez, es un espacio natural virgen de singular belleza en el que se concentran tortugas, aves de gran tamaño y lugar ideal para la pesca. El Puente de la Mojonera o de las Arenas, construido en 1927, dicen que es el más bello de toda la provincia de Ciudad Real.
Como es sabido, la historia de Almadén y su comarca está ligada a la minería desde tiempos remotos. Así lo demuestran nuestras dos últimas paradas.
La Bienvenida está situada en el centro del Valle de Alcudia, a los pies del volcán de Los Castillejos. Esta pedanía tiene una larga trayectoria histórica, destacando la presencia romana a través del poblado denominado Sisapo: el control y comercio de las minas se gestionaba desde esta antigua ciudad, hoy yacimiento arqueológico con las huellas de las culturas tartésica, íbera y romana. Podemos ver nos impresionantes mosaicos de una gran belleza y en buen estado de conservación.
Se localiza en uno de los tres domos volcánicos que conforman el paisaje de Los Castillejos, tres pequeños volcanes en forma de cúpula que sirvieron de cantera a los romanos.
Volvemos hacia Almadén para hacer un último alto en Almadenejos, donde nos acercaremos a ver el Baritel de San Carlos, una muestra única a nivel mundial de este tipo de arquitectura industrial: en su interior se encontraba la maquinaria que, mediante un sistema de poleas, servía para subir y bajar materiales, desaguar y elevar el mineral arrancado de la mina “Nueva Concepción”. En su término la pequeña pedanía de Gargantiel a 9 km hacia el norte, paralela al río del mismo nombre, tiene bellos parajes de ribera en los que aún podemos contemplar fresnedas prácticamente intactas y restos de molinos harineros.
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