En la comarca de la Manchuela se sitúa la ciudad de Villamalea, un pueblo con gran tradición vinícola. Estamos en el valle del río Cabriel, que en 2019 fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, lo cual avala la riqueza natural de los paisajes que nos encontraremos. Para ir al río, a pocos kilómetros está Los Cárceles, pedanía de Villamalea y lugar de baños privilegiados en verano.
Uno de los mayores reclamos para el turismo local siempre ha sido un paraje escondido, no muy conocido fuera de la comarca pero que bien merece el viaje: La Cueva de los Ángeles. Una cueva y una pequeña rambla de agua natural de lluvia que va siguiendo el cauce de algunos riachuelos y finalmente desemboca en el río Cabriel.
Sendero de Pequeño Recorrido PR-AB 40 Cueva de los Ángeles
Circular
Longitud, 12,8 Km
Duración, 3 h
Dificultad baja
El recorrido de este sendero comienza y finaliza junto a la fuente de la ermita de San Antón. Al principio nos encontraremos caminando por un trazado sinuoso entre olivos y grandes ejemplares de pino piñonero. Al poco bajaremos para cruzar la rambla de San Antón, que ahora llevaremos a nuestra derecha.
Cruzando la carretera que conduce a Los Cárceles veremos la Casa Huerta del Marqués y embalse, junto a dos hermosos ejemplares de quejigo (de los más grandes en muchos kilómetros a la redonda). Estamos caminando por la “Colada del Camino de las Cabañas”.
Enseguida llegamos a la Cueva de Los Ángeles, una cueva de unos 7 metros de profundidad. Su nombre se debe a la forma de las piedras en su interior, que se han asociado popularmente a rostros de ángeles aunque toda ella va unida a una extensa leyenda. El lugar ha sido restaurado para un mejor acceso y conservación.
El lugar es de una impactante belleza. El agua turquesa y la frondosa vegetación que todo lo rodea nos trasladan por segundos de la Manchuela a la selva tropical.
Al salir de la cueva llegamos a Los Benitillos, una coqueta aldea-huerta con 5 o 6 casas, una de las cuales se alquila como casa rural, y, poco después, nos topamos con los restos de dos molinos hidráulicos harineros. Desde aquí comienza una preciosa senda por la Rambla del Agua que desemboca en el Huerto Urraco, un vivero forestal de especies autóctonas en un entorno precioso. Al poco de tomar un camino principal llegaremos a un gran túnel (vía inacabada de la línea Baeza-Utiel) y posteriormente a una casa de los trabajadores de esta frustrada obra.
El final del camino sucede entre almendros, ciruelos y viñas. De frente y a la izquierda vemos “La Ceja” que es la terminación de la meseta, comienzo del valle del Cabriel y divisoria de aguas entre las cuencas del Júcar y el Cabriel.
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