La plaza del Juego de Pelota es uno de esos rincones del casco histórico de Toledo en los que se respira historia, riqueza patrimonial y sosiego. Como bien puede imaginar el viajero, el origen del nombre de esta plaza toledana es evidente: estas calles eran el sitio popular por excelencia para la práctica de este juego, que introdujeron los reyes y nobles castellanos, procedente del otro lado de los Pirineos.
En este coqueto y recogido espacio se levanta el Hotel Eugenia de Montijo Autograph Collection, que forma parte de la selecta red de Hospederías de Castilla-La Mancha. Esta red agrupa establecimientos hoteleros de 3 a 5 estrellas, ubicados en edificios con altos estándares de calidad en su arquitectura, de corte tradicional, sin renunciar a los más modernos elementos en sus instalaciones, y situados en entornos de gran valor paisajístico, monumental o natural. El viajero disfrutará, en estos remansos privilegiados preparados para el goce y el descanso, de una alta calidad de equipamientos, un servicio dedicado y una eficaz gestión profesional, posicionándose como punta de lanza de la oferta hostelera de Castilla-La Mancha.
El Hotel Eugenia de Montijo Autograph Collection se construyó en el palacio renacentista donde vivió la emperatriz Eugenia de Montijo. Este emblemático edificio, enclavado en el centro histórico de la ciudad, rinde homenaje a esta figura histórica.
Su diseñado interior nos traslada a los clásicos hoteles de principios del siglo XX, con una cúpula vitral en el hall principal y suelos de mosaicos de mármol. El establecimiento esconde secretos de la historia de la ciudad como los tres alfarjes policromados, parte de los muros de edificaciones visigodas y restos de la red de saneamiento que se construyó en época romana y que hoy forman parte de su magnífico spa. En el hall principal, corazón del hotel, se sitúa un gran bar con un espléndido retrato de la emperatriz. Además, existen diferentes espacios como el Mazapán Corner, donde relajar el paladar con una taza té con mazapán, o el Dressing, una estancia decorada con hermosos espejos que evocan el vestidor de Eugenia de Montijo y en el que degustar algunos de los platos de la selecta carta del restaurante; este último se sitúa en el que fue el Torreón del Palacio y ofrece una comida local con toques de modernidad y basada en la calidad del producto.
El viajero se encuentra en una ubicación perfecta para disfrutar de los infinitos tesoros y encantos que ofrece la ciudad de Toledo, declarada Patrimonio de la Humanidad. A pocos metros se levantan los muros de los conventos de Santa Isabel y Santa Úrsula; en un par de minutos nos adentramos en la Judería toledana donde es imprescindible visitar el Taller del Moro, antiguo palacio mudéjar; la iglesia de Santo Tomé –con el famoso cuadro El entierro del Señor de Orgaz, obra cumbre de el Greco–; el Museo del Greco; las sinagogas de Santa María la Blanca y la del Tránsito, sede del Museo Sefardí; o el Monasterio de San Juan de los Reyes con su espectacular claustro.
El hotel está también a pocos minutos de la Catedral y es un perfecto centro de operaciones para acercarse a algunos de los tesoros artísticos y arquitectónicos que encierra la ciudad de las tres culturas como la mezquita del Cristo de la Luz, el Museo de Santa Cruz, el Alcázar o la iglesia de los Jesuitas. El listado es interminable, solo en el recinto amurallado de la ciudad se localizan más de cien edificios declarados como Bien de Interés Cultural, que se levantan en un trazado urbano de estrechas callejas, recogidas plazoletas, callejones, adarves y bellos miradores.
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