Belmonte es uno de los rincones más bellos de Castilla-La Mancha. Allí, en el siglo XIV, el famoso literato y Príncipe de Villena, don Juan Manuel, ordenó construir un palacio que le sirviera como fortaleza de paso para sus viajes, y ese sigue siendo el destino de este edificio: acoger a los viajeros que quieran descubrir estas tierras.
El Hotel Spa Palacio del Infante don Juan Manuel forma parte de la red de Hospederías de Castilla-La Mancha que agrupa establecimientos hoteleros de 3 a 5 estrellas, ubicados en edificios con altos estándares de calidad en su arquitectura, de corte tradicional, sin renunciar a los más modernos elementos en sus instalaciones, y situados en entornos de gran valor paisajístico, monumental o natural. El viajero disfrutará, en estos remansos privilegiados preparados para el goce y el descanso, de una alta calidad de equipamientos, un servicio dedicado y una eficaz gestión profesional, posicionándose como punta de lanza de la oferta hostelera de Castilla-La Mancha.
Entre sus muros, que hoy cuentan con 39 habitaciones equipadas con las más actuales comodidades, nació en 1419 don Juan Pacheco, Marqués de Villena, y fue su hijo quien lo donó a la Orden de las Dominicas, quienes lo mantienen como convento hasta los años 60 del siglo XX, momento en que queda en desuso hasta que se genera el proyecto hotelero con instalaciones completamente rehabilitadas, pero conservando la esencia y la inspiración de la arquitectura e historia originarias.
Cuenta con espacios exclusivos para eventos de empresa, sociales y familiares y un magnifico Spa para relajarse tras una ruta cultural, natural o enológica por la zona. Dispone de piscina exterior, terraza de verano y el restaurante gastronómico Los Alarifes, en el que se disfruta de la gastronomía local y una amplia carta de vinos.
La historia, tradición y cultura del lugar se funden con la modernidad, la calidad y la comodidad del hotel, un remanso de tranquilidad donde disfruta de una estancia inolvidable.
Estamos en plena Mancha baja, justo en el centro de Castilla-La Mancha. Declarado Conjunto Histórico Artístico, Belmonte encierra una rica historia que podemos descubrir recorriendo sus estrechas callejuelas, plazas y cuestas, y disfrutando de sus ricos edificios civiles y religiosos, y de su impresionante recinto defensivo.
Al tercer señor de la villa, primer marqués de Villena y valido del Rey Enrique IV, don Juan Pacheco, le debe Belmonte gran parte de su patrimonio monumental: el castillo y la colegiata destacan entre todos.
Sin duda, el gran protagonista de la villa es el castillo, de estilo gótico-mudéjar, erguido desde hace seis siglos en el cerro de San Cristóbal. Restaurado y convertido en museo y lugar de celebración de eventos, su origen es renacentista y fue reformado en el siglo XIX por encargo de Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia. Presenta una planta muy original y un interior palaciego, decorado con lujosas techumbres mudéjares en sus salones y galerías.
Otro de los rincones imprescindibles en la visita a Belmonte es la Colegiata de San Bartolomé, con sus bellísimas puertas del Sol y de los Perdones.
Y eso no es todo. Te recomendamos dejarte llevar, perderte y encontrar lo que esconde el callejero de esta villa manchega: la casa natal de uno de sus hijos más ilustres, fray Luis de León; las ruinas del Hospital de San Andrés; el convento de los Trinitarios en la calle Lucas Parra; la Casa Bellomonte; las puertas de la muralla; el Palacio del Infante Don Juan Manuel; para terminar con la contemplación del atardecer desde el molino El Puntal.
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