Alto nivel de calidad, singularidad y excelencia. Esos tres atributos constituyen los factores diferenciales de la red de Hospederías de Castilla-La Mancha que agrupa establecimientos hoteleros de 3 a 5 estrellas, ubicados en edificios con altos estándares de calidad en su arquitectura, de corte tradicional, sin renunciar a los más modernos elementos en sus instalaciones, y situados en entornos de gran valor paisajístico, monumental o natural. El viajero disfrutará, en estos remansos privilegiados preparados para el goce y el descanso, de una alta calidad de equipamientos, un servicio dedicado y una eficaz gestión profesional, posicionándose como punta de lanza de la oferta hostelera de Castilla-La Mancha.

Una de las atractivas e inolvidables experiencia de esta red la encontramos en el Hotel Boutique Adolfo. Situado en la plaza de Zocodover, la más emblemática y famosa de la ciudad, dormir en una de sus lujosas habitaciones, desayunar o cenar con vista al popular Arco de la Sangre o tomarse un café o una copa en su espléndida terraza son solo algunas de las experiencias que ofrece el establecimiento. Sus doce estancias, tres de ellas suites, que le enamorarán por su elegancia, confort y mimo en cada detalle, se complementan con la oferta gastronómica que Adolfo Muñoz ha diseñado para sus dos espacios, cafetería y restaurante.

El edificio es un precioso inmueble de más de un siglo de antigüedad con una bella fachada en cuyos bajos estuvo durante muchos años el tradicional Café Español. Ha sido restaurado combinando la madera de principios del siglo xx con materiales como el corcho, la tierra o la cal. 

El viajero se encuentra en el corazón de una ciudad única. Toledo, Patrimonio de la Humanidad, es incomparable. La ciudad sintetiza la historia de España y del mundo; cargado de leyenda, el peñasco que abraza el Tajo sobre el que se levanta su casco histórico ha sido protagonista del paso de romanos, visigodos, árabes y cristianos. Estamos en uno de los centros históricos más grandes del mundo, y uno de los que más riqueza y encanto patrimonial atesoran.

Desde la misma puerta del Hotel el viajero se puede encaminar en pocos minutos a algunos de los imprescindibles “templos” culturales y artísticos de la ciudad, como la Catedral, los museos de Santa Cruz, Sefardí o del Greco, el Alcázar y su Museo del Ejército, la Mezquita del Cristo de la Luz, la Sinagoga de Santa María La Blanca, la Iglesia de Santo Tomé, el Monasterio de San Juan de los Reyes… El listado es interminable, solo en el recinto amurallado de la ciudad se localizan más de cien edificios declarados como Bien de Interés Cultural. Perderse por su casco histórico, por sus callejas, plazoletas, recovecos y callejones; descubrir a cada paso una iglesia, una mezquita, un convento, una casa solariega, un palacio nobiliario; asomarse a los miradores con vistas al valle del Tajo; recorrer la senda natural que bordea las riberas… Sin duda, la estancia en la ciudad no le dejará indiferente.