Villafranca de los Caballeros, en plena Mancha toledana, ha estado habitada desde la Edad de Hierro, como lo acredita la necrópolis encontrada junto al río Amarguillo, y cuenta también con testimonios de presencia romana y musulmana. El sabor manchego queda patente en el paseo por su callejas y plazas, que nos descubre un caserío de blanco luminoso salpicado del típico añil.
Saliendo de la población por la carretera CM-3130, a dos kilómetros del pueblo, encontramos uno de esos rincones que sorprenden al viajero: el complejo lagunar de Villafranca de los Caballeros, enclave de gran belleza e importancia ecológica declarado Reserva de la Biosfera por ser un extraordinario refugio para las aves; es, además, lugar apto para el baño y los deportes acuáticos. Un oasis de vida, agua y naturaleza en plena planicie manchega.
Muy cerca de las Lagunas, concretamente al lado de la denominada laguna de la Sal, están lo que los vecinos conocen como «los refugios».
“Los refugios” son los restos de un campo de aviación construido en 1937 por las autoridades republicanas, tras la fundación, ese mismo año, de las Fuerzas Aéreas Republicanas. Este organismo ordenó despejar zonas llanas –y esta es una inmensa llanura– para construir aeródromos en los que los aviones aterrizaran, repostaran o recogieran tropas y municiones. Hoy sabemos que incluso acogió aviones de refuerzo enviados por la URSS.
El conjunto está formado por el campo de aterrizaje y varios recintos vinculados a él: el refugio antiaéreo, la casa de pilotos y el polvorín.
Refugio
Es un laberinto subterráneo de túneles cerrados por bóvedas de cañón, hechos de hormigón y ladrillo, con accesos mediante tres bocas desde el exterior.
La casa de pilotos
Típica arquitectura neomudéjar en ladrillo y sillería de los años 30, en forma de L, con pasillo y habitaciones laterales.
Polvorín
Situado en una antigua cantera de arenisca, con túneles de 1,5 metros de anchura por 1,80 de altura, construidos a mano por los canteros de Villafranca. Además, cuenta con una garita y un silo.
El 20 de julio del 37, el campo de aviación sufrió varios bombardeos por parte de tropas nacionales, alemanas e italianas que lo dejaron gravemente dañado.
En 2017, en el 80 aniversario, tras meses de rehabilitación, se abrió al público convertido en espacio museístico.
Hoy, el espacio puede visitarse de forma guiada, solicitando previamente la visita en el Ayuntamiento:
674113986
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