Hiendelaencina se encuentra en la ladera sur del pico del Alto Rey, entre los ríos Bornova y Cañamares, puerta de entrada al Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara. Hoy está casi abandonado, apenas lo habitan 200 personas. Nada hace pensar en un pasado esplendoroso. Pero así fue: en la segunda mitad del siglo XIX casi alcanzó los 10.000 habitantes y todo era fama y riqueza. Todo, gracias a la plata. La historia de Hiendelaencina estará ligada para siempre a las minas de plata.
Hacia 1840, un tal Esteban Górriz, aficionado a la geología, realizó mediciones en los montes de la zona de Cantoblanco y descubrió un filón de plata a ras de suelo. Forma la primera sociedad para la explotación de las minas y, a partir de ese momento, cambia el curso de la historia de Hiendelaencina.
De los 200 habitantes anteriores al descubrimiento se pasa a los 5.000 en 1857, lo que hace cambiar todo el urbanismo y la vida del pueblo. Su amplia plaza mayor y una serie de calles, plazuelas y casonas quedan como vestigios del urbanismo de aquella época.
Se abrieron más de 100 minas que llegaron a producir el 60% de la plata nacional, con nombres tan curiosos como la Nochebuena, la Fuerza, la Malanoche, la Verdad de los Artistas o Los Tres Amigos.
Una destaca entre todas ellas. En el término municipal de Gascueña de Bornova, a 8 km al norte de Hiendelaencina, se encuentran los restos de la Colonia de “La Constante”, quizás la más productiva de todas las minas. Allí, junto a la fábrica, se construyeron una presa, una central hidroeléctrica, canales y todo un pueblo con calles y casas con jardín que llegó a albergar a 100 familias.
Tras la Primera Guerra Mundial, las minas fueron poco a poco abandonadas y entre 1916-1925 sufren su decadencia final. La Sociedad de Minas de Plata de Hiendelaencina cierra definitivamente en 1926.
Hoy, Pedro Esteban Górriz tiene un monumento en la plaza Mayor. Existe un museo-centro de interpretación de la minería de la plata –“El País de la Plata”– que es parada obligada para entender la historia y la transformación del pueblo.
Varias rutas marcadas permiten descubrir este contraste de paisaje natural salvaje en ocasiones modificado por el hombre.
La Ruta de los Miradores de Hiendelaencina es una ruta circular de 7,5 km (2 horas a pie) excelente para hacer a pie, en bici o corriendo. Realiza paradas en los cinco puntos más representativos para interpretar el territorio y la actividad de la minería. Está señalizada y cuenta con puntos de información en el camino.
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