Peñas de San Pedro, a 30 km de Albacete, es un pequeño pueblo situado entre la llanura y la sierra. Pero ya desde lejos, desde mucho antes de llegar, divisaremos un cerro de enormes dimensiones varado en la llanura manchega, como un enorme barco en medio del océano. En lo alto del cerro, el castillo de Peñas de San Pedro. Es fácil imaginar la importancia que debió tener a nivel estratégico para las sociedades que por aquí pasaron, desde la Edad de Bronce, cartagineses, romanos y musulmanes hasta cristianos.
Desde la plaza Mayor, la calle de la Fuente conduce directamente al camino de piedra que sube al castillo. La subida, siguiendo la muralla, nos llevará unos quince minutos. Desde arriba podemos observar la infinita llanura de La Mancha por un lado y las estribaciones de la sierra de Alcaraz y Segura por el otro. En días claros puede llegar a verse el pico de La Almenara.
Desde la misma explanada del castillo sale un camino que nos permite dar toda la vuelta al promontorio. Si tenemos suerte, podemos llegar a ver algún ejemplar de ave rapaz de las que anidan en los salientes de las rocas. Se tarda en recorrer el perímetro una media hora.
Desde Peñas de San Pedro nos dirigimos al Yacimiento de Libisosa, en Lezuza, en un paraje conocido como Cerro del Castillo. Estamos en los restos de un asentamiento humano que arranca en la Edad del Bronce, da pie a un importante oppidum ibérico y más tarde a una importante colonia romana –denominada entonces Libisosa– para más tarde alojar un complejo defensivo religioso-militar tras la Reconquista, hasta su posterior abandono. En Lezuza podemos visitar el Museo de Libisosa.
La colonia romana de Libisosa gozó de un emplazamiento privilegiado en la encrucijada de rutas ganaderas de la Península Ibérica, algo fundamental para su desarrollo.
Una visita guiada por el yacimiento nos llevará cerca de 3 horas.
Las inmediaciones del pueblo de Lezuza nos brindan la posibilidad de un agradable paseo. El río Lezuza atraviesa una vega fértil, con predominio de cultivos de hortalizas y frutales, y bosques frondosos de sauces, álamos blancos y chopos bajo cuya sombra podemos descansar y retomar fuerzas. Siguiendo el curso del río pasaremos por “Los Ojuelos” y La fuente del Charco, nacimientos de agua que se vierten al río.
En la pedanía de Tiriez, el museo etnográfico es uno de los museos más curiosos de la provincia; dispone de Centros de Interpretación del Azafrán, la Caza y los Molinos del Río Lezuza y restos arqueológicos de la Edad del Bronce e ibéricos; reproduce además distintos ambientes de la vida cotidiana en la comarca del Campo de Montiel.
Para terminar nuestro viaje, una desconexión en el espectacular Monumento Natural Laguna del Arquillo, lugar idóneo para disfrutar de sus aguas los meses estivales y descubrir todo el año los paseos de sus alrededores. Eso sí: sus aguas tienen fama de no tener fondo.
Esta laguna está considerada como unas de las de mayor riqueza biológica de la provincia de Albacete, además es un lugar ideal para la observación de un gran número de aves o de plantas acuáticas como los nenúfares.
Yacimiento Libisosa-Centro Sociocultural Agripina
Avda. del Rey, 7. 02160 Lezuza (Albacete)
Teléfono: 967 35 40 01 / 689 51 17 21
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