El Parque Nacional de Cabañeros es uno de los espacios naturales más emblemáticos de Europa. Visitarlo es un lujo para los amantes de la naturaleza y su situación, entre Toledo y Ciudad Real, un privilegio para los castellanomanchegos.
Varias rutas a pie permiten conocer el Parque y empaparse de sus encantos dedicando apenas media jornada. Algunas de ellas pueden realizarse por libre o acompañados por un guía-intérprete. Las rutas guiadas, que son gratuitas, deberá reservarse previamente en el 926783297.
Aconsejamos visitar los centros o puntos de información del Parque antes de realizar cualquier itinerario, libre o guiado.
Esta que aquí proponemos se denomina ruta del Boquerón del Estena.
Longitud: 10 km desde el pueblo; 6 km desde el aparcamiento (ida y vuelta)
Duración: 3 h 30 min desde el pueblo; 2 h 15 m desde el aparcamiento (ida y vuelta)
Es muy llana y no entraña ninguna dificultad.
El río Estena nace al pie del macizo del Rocigalgo y el boquerón (de “boca” o estrecho”) es este zona del curso alto, especialmente bello y salvaje, de paisajes angostos y rocosos por los que el río se encajona. En las riberas se asienta una frondosa vegetación de fresnos, abedules y tejos; en sus aguas vive el jarabugo, un pequeño pez autóctono, y otras curiosas especies.
Seguir el curso del río es también hacer un viaje en el tiempo a 470 millones de años atrás, a cuando la Península Ibérica estaba sumergida bajo un mar poco profundo y rebosante de vida. El recorrido permite descubrir algunos aspectos de la sedimentación y también huellas de animales de aquella época fosilizadas en la arena.
Desde el aparcamiento de Navas de Estena, se tarda 10-15 minutos por pista hasta el puente sobre el arroyo del Chorrillo; al lado de un robusto alcornoque comienza el Parque Nacional. Allí, la senda continúa por un auténtico bosque mediterráneo y se abre paso hasta las Torres, unas espectaculares formaciones de cuarcitas originadas por la erosión diferencial del terreno.
Desde las cercanías del Boquerón, que separa dos macizos, se llega al Risco Tirapán, precioso mirador desde donde aún hoy los mayores del pueblo recuerdan cómo antiguamente las mujeres tiraban el pan a los hombres que estaban en el monte con el ganado sin poder regresar al pueblo a causa de las fuertes crecidas del río.
Siguiendo la ruta aparece la Fuente del Fresno, situada al pie de un fresno centenario, desde donde se desciende hasta un pequeño puente que cruza el río Estena; aquí, si se busca con detalle en las rocas de al lado, se pueden observar restos de la huella de los trilobites. En estas limpias aguas habitan nutrias y peces muy singulares como el jarabugo, el calandino y el cachuelo. Sobre nuestras cabezas sobrevuelan aves rupícolas como el avión roquero, mirlo acuático, golondrinas, lavanderas y el martín pescador.
El final de la ida de la ruta lo marca la finca privada denominada El Maíllo; aquí se pueden apreciar las huellas en las rocas de un gusano marino gigante de hace 475 millones de años (encontrado sólo en Cabañeros) y los restos de la erosión de las olas del mar en la arena.
La vuelta se realiza por el mismo camino.
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