Villamanrique está ligado al gran poeta Jorge Manrique y a la orden caballeresca de Santiago: sus casas señoriales –entre las que destaca la llamada casa de los Manrique–, sus blasones decorativos y la imponente iglesia de San Andrés son muestras de ello.
A apenas 9 km podemos visitar el castillo de Montizón, una soberbia fortaleza del siglo XIII, el mejor conservado de todo el Campo de Montiel y que desde su atalaya ofrece unas magníficas vistas de la hoz del río Guadalén. Fue residencia del poeta Jorge Manrique.
Desde allí, en apenas 20 minutos estaremos en Torre de Juan Abad, el denominado Señorío de Quevedo: el ilustre escritor sufrió aquí su destierro pero, también, encontró la paz necesaria para escribir, en la que hoy es su Casa-Museo, los mejores versos y sus más profundas obras en prosa.
En la iglesia parroquial se conserva uno de los más bellos retablos manieristas en madera policromada y un excepcional órgano de música del siglo XVII, con todas sus piezas originales. Visita curiosa es el Centro Internacional de Humor Gráfico, que expone obras de grandes profesionales del humor (Forges, Gallego y Rey, Fer… y un largo etcétera).
Podemos comer y pasar un rato agradable en San Carlos del Valle, «el Vaticano manchego» o «El Cristo», como se le suele apodar.
Ya desde lejos, impresiona su grandeza monumental. Entre 1713 y 1729, por encargo de la Corona y del Consejo de Órdenes Militares, el arquitecto Juan Alejandro Núñez levanta aquí el grandioso conjunto barroco de la iglesia del Santísimo Cristo del Valle, su casa parroquial, un mesón y una plaza porticada, enorme, bellísima, con galerías superiores dispuestas para las fiestas y celebraciones, por las necesidades para albergar a la gran cantidad de peregrinos que visitaban su antigua ermita, en aquellos tiempos el lugar de peregrinación más importante de La Mancha.
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