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A pie por la Arquitectura Dorada

Guadalajara

Estamos en una tierra minera por excelencia donde ya los romanos explotaron el oro y la plata. A comienzos del pasado siglo la comarca vivió una fiebre extractora que la convirtió en una de las ...
173
41km
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Comienzo Arroyo de las Fraguas
12.8km
Llegada Las Navas de Jadraque
0.2km
Salida Las Navas de Jadraque
15.8km
Zarzuela de Jadraque
4.5km
Villares de Jadraque
6.8km
Hiendelaencina

Estamos en una tierra minera por excelencia donde ya los romanos explotaron el oro y la plata. A comienzos del pasado siglo la comarca vivió una fiebre extractora que la convirtió en una de las más pobladas de Castilla. Cuentan las crónicas de la segunda mitad del siglo XIX que se les atribuía un valor fabuloso a las minas de oro de La Nava de Jadraque (actual pedanía de El Ordial), cuyas extracciones eran transportadas, en caballerías, hasta la Fábrica de Fundición la Constante, en la ribera del río Bornova, para su trituración y refino, donde se realizaba todo este mismo proceso a la plata extraída en las minas de Hiendelaencina. Las Navas de Jadraque cuenta en su río, el Cristóbal, con un antiguo lavadero de oro, además de restos de una calzada romana.

 

Es esta igualmente una zona de gran tradición alfarera, principalmente Zarzuela de Jadraque, cuyo nombre ya se mencionaba en las Relaciones Topográficas de Felipe II del año 1581: “la gente del dicho lugar de Zarzuela son pobres, e solamente viven de su poca labranza e de hacer algunas ollas”. Tradición alfarera que también tuvo Hiendelaencina.

 

El sendero

 

El itinerario tiene 23’5 km y va desde Arroyo de las Fraguas, pasa por Zarzuela de Jadraque y Villares de Jadraque, hasta terminar en Hiendelaencina. Se puede dividir en dos tramos si se quiere hacer con más comodidad. Sea como sea, es ideal para 1 día o un fin de semana.

 

Estas localidades, situadas todas a las faldas del Alto Rey, una de las montañas míticas de Guadalajara, aún conservan en perfecto estado todo el encanto de su arquitectura popular. La diferencia arquitectónica esencial con respecto a los cercanos pueblos de la Arquitectura Negra es la utilización de la piedra gneis, muy característica en esta zona del entorno de la sierra del Alto Rey y que tiene la peculiaridad de que cuando recibe los rayos del sol adquiere una tonalidad dorada y brillante, de ahí el nombre de Arquitectura Dorada que identifica a estos pueblos. Los paisajes que las rodean son de gran belleza: se atraviesan dos ríos principales, el Cristóbal y el Bornova, así como múltiples arroyos y barrancos; cruzaremos densos bosques de robledales y quejigos.

 

– Tramo 1: de Arroyo de las Fraguas a Zarzuela de Jadraque (12,600 km.)

 

Partimos desde el pueblo de Arroyo de Las Fraguas y rápidamente buscaremos el arroyo de las Casas para llegar al barranco del Chaparral y luego salir a la carretera de Las Navas; desde aquí pasaremos junto a las Casas del Barranco y por una cañada ganadera llegaremos a Las Navas de Jadraque, un pueblo para recorrer con pausa.

Continuamos y descendemos bruscamente al río Cristóbal, para cruzarlo por un viejo puente de lajas de piedra y ascenderemos de nuevo al llano por una vieja senda, hoy casi en desuso. Seguiremos por un amplio carril hasta llegar a Zarzuela de Jadraque, pueblo alfarero por antonomasia, que incluso fue conocido como Zarzuela de las Ollas.

 

– Tramo 2: de Zarzuela de Jadraque a Hiendelaencina (10,900 km.)

 

Segundo tramo de este sendero por las tierras del Alto Rey. Iniciamos la marcha en el pueblecito, después de haber conocido algo más de su alfarería. Partimos de Zarzuela de Jadraque, junto a la fuente y por una pista asfaltada llegamos al arroyo de la Vega, para cruzarlo por un viejo puente. Abandonamos la pista y seguimos por viejos caminos que nos llevan a Villares de Jadraque, pasando por la ermita de la Magdalena. Desde Villares continuamos nuestro camino y, tras cruzar los arroyos de la Casa y de la Palancosa, llegamos al puente de las Cabras, donde cruzamos el Bornova. Pasamos junto a unos cercados y después de dejar una vieja chimenea, llegamos a Hiendelaencina, final de nuestra ruta.

 

Arroyo de las Fraguas

 

Pueblo de pastores, tuvo en el pasado una boyante industria alfarera (desaparecida) caracterizada por su barro oscuro. Destaca en todo el casco urbano sus recias casas de piedra y algún adobe, con tejado de pizarra y corralillo delantero, que forman parte de la arquitectura popular de la comarca y que está muy bien conservada en la actualidad. Se ha escrito de él que “Su arquitectura es evocadora, al igual que sus calles y todo el entorno”. En sus alrededores tenemos bosques de robles, pinos y sabinas, en una zona donde abundaban las setas.

 

Hiendelaencina

 

En una planicie entre los ríos Bornova y Cañamares, al sur del Alto Rey, se encuentra este pueblo casi abandonado si lo comparamos con la riqueza y la población (llegó a los 10.000 habitantes) que tuvo en la segunda mitad del siglo XIX. Fue el centro de la comarca de Las Minas, debido a las minas de plata que se explotaron. La más antigua fue la “Santa Cecilia” (1844), explotada por una sociedad promovida por Pedro Esteban Goriz, “descubridor” de las minas y recordado en un monumento en la plaza Mayor de la localidad. Siguieron las minas de Santa Teresa, Los Tres Amigos, La Vascongada, La Verdad de los Artistas, La Suerte, La Fortuna, La Santa Catalina, La Perla, La Cubana, San Carlos y otras muchas. Quizás la más productiva fue La Constante, al norte de la villa, que entre 1845 y 1879 entregó a la Casa de la Moneda de Madrid más de 300.000 kilos de plata limpia. Hubo un nuevo auge entre 1889 y 1914 pero, tras la Primera Guerra Mundial, las minas fueron poco a poco abandonadas y hoy están durmiendo un largo letargo, aunque algunas tienen una producción mínima. Podemos ver su amplia plaza mayor; una serie de amplias calles, plazas y casonas son otro de los singulares atractivos y la novedad de ser, en gran parte, fruto del urbanismo del siglo XIX. La iglesia parroquial de Santa Cecilia fue construida entre 1848 y 1851 con una gran capacidad y de una sola nave, pero sin nada digno de mención aparte de los colores debidos a la mezcla de diferentes tipos de pizarra. En su término y algo alejado del casco urbano se encuentran los restos de la Colonia de “La Constante”, que es una muestra significativa de la arquitectura en hierro de la segunda mitad del siglo XIX. La ermita de la Soledad, a la entrada del pueblo, es sencilla y pequeña.

 

Las Navas de Jadraque

 

Este pequeño municipio está situado muy cerca de la sierra del Alto Rey, y en una loma que baja al valle del río Cristóbal (que desemboca en el Bornova), y cuya ribera y valle es un paraje natural interesante. Antiguamente, los vecinos usaron grandes lajas grises de piedra, procedentes de sus canteras, para levantar sus viviendas, especialmente suelos y tejados. En los últimos años, los vecinos han sido capaces de restaurar la arquitectura popular de la zona con piedra y pizarra, en el que destacan interesantes edificios como el viejo horno de cocer, situado en la plaza de la iglesia y con un lado semicircular. En la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, destaca su pila bautismal de los siglos XII ó XIII. Tiene un pequeño portal delante de la puerta, al sur, y campanario a poniente. Perteneció como todas las localidades que mencionamos, al Común de Villa de Atienza, luego al de Jadraque siendo incluido en el sexmo del Bornova. Pasó a pertenecer al señorío de los Carrillo y después a los del Infantado hasta los primeros años del siglo XIX.

 

Villares de Jadraque

 

Municipio situado en el camino que va a la sierra del Alto Rey, a orillas del arroyo de la Casa, al comienzo de un estrecho barranco que desemboca en el Bornova. Ha sido muy renovado por sus vecinos, sin perder su viejo estilo. Fuente y lavadero son muestra de la abundancia de agua en su término. El lugar tiene unos paisajes rocosos de pizarra, estando rodeado de un amplio bosque de robledal y frescos prados para el ganado. En su término destaca el viejo Molino de Villares, del siglo XVI, situado en una bella zona abrupta y junto al puente sobre el Bornova, el cual se encuentra situado en la carretera que llega desde Hiendelaencina. Por su casco urbano podemos ver interesantes muestras de la arquitectura popular serrana, muy bien conservadas. La iglesia parroquial está dedicada a Santa Librada, y es un sencillo edificio construido en el siglo XVI sobre otro de origen románico. Tiene una sola nave, fábrica de sillarejo, puerta de sillería y espadaña de piedra oscura, resto del primitivo edificio románico del siglo XII. En la parte alta del pueblo destaca la ermita de la Magdalena, un interesante edificio en piedra oscura de la comarca. Esta pequeña ermita se ubica en la parte más alta de la localidad, desde donde se domina todo el casco urbano. En el casco urbano podemos refrescarnos en una bella fuente de dos caños, que preside la Plaza de Don Andrés Llorente, nombrada así en honor al personaje que dotó al pueblo de agua potable en el año 1897. Sus aguas cristalinas provienen de un manantial situado en la ladera de la montaña. Asimismo, podemos visitar la antigua fragua, que se ha convertido en un pequeño museo en el que podemos observar la maquinaria de la fragua y decenas de herramientas utilizadas antaño para fabricar las piezas de hierro usadas en los oficios ganaderos y agrícolas.

 

 

Zarzuela de Jadraque

 

Municipio situado al lado derecho del Bornova, sobre una de las agrestes lomas cubiertas de jaras existentes entre las distintas formaciones montañosas de la Serranía de Guadalajara. Al norte del pueblo está el Alto Rey y, más cercano, el pantano de Alcorlo. Tiene buenas vistas al valle del Bornova y una vegetación en la que se dan chopos, carrascas y pinares. Su nombre deriva de la vegetación, las zarzas. Destacan el cerro de Cabezuelo y la loma de Fuente Vieja; bañado su término por el río Bornova y arroyos como el del Regatillo, Valdemoro, Mataloshaces, Sotillo o Sacramento; las fuentes de agua principales son las de Valdesotillo y Vieja. Su iglesia parroquial está dedicada a San Clemente, y fue edificada en estilo románico rural sobre roca y toda ella de pizarra, lo que la hace singular. Tiene una espadaña triangular a poniente y puerta semicircular al sur. Es una villa de tradición agrícola y alfarera, de la que hay constancia desde tiempos de Felipe II. Ya de antiguo, la localidad fue conocida como Zarzuela de las Ollas, llegando en un momento a estar todo el pueblo dedicado a esta actividad. Sus artesanos fueron llamados “cacharreros” o “cantareros” y sus productos se caracterizaban por sus formas arcaicas y su grosor y resistencia. Queda aún un horno de alfar, entre el lavadero y la fuente, un ejemplo bien conservado de la tradición alfarera de Zarzuela. El casco urbano ha sido muy renovado por los vecinos, y el edificio del ayuntamiento ha sido levantado con lajas y pizarra, en el estilo tradicional de la zona.

Recomendaciones para el viaje

En Villares de Jadraque el sábado de carnaval salen a la calle Los Vaquillones, que ocultan su rostro tras una máscara de arpillera, que apenas si les deja espacio para los ojos. Sobre los hombros, unas amugas, angarillas de madera cuya parte delantera se remata con cuernos de vaca, mientras que de la posterior penden cencerros dando un sonido muy característico. Portan unas capas rojas que les hacen muy característicos. La indumentaria se completa con un sombrero de paja, pantalones de pana y albarcas. Estas dos últimas prendas se las suelen intercambiar entre los participantes para no ser reconocidos por sus vecinos o sus familiares. Por último, en la boca llevan un silbato o chiflo, fabricado de vejiga de cerdo, que emplean para comunicarse entre sí sin ser reconocidos. Corren tras las mozas e intentan embadurnarlas de hollín.

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