Bañado por el río Júcar, Villalba de la Sierra es un pequeño pueblo serrano, de unos 500 habitantes en invierno, que sin embargo ofrece una excepcional y amplia oferta de turismo en la naturaleza. Tanto es así que es zona de peregrinaje para los amantes del deporte de aventura: varias empresas ofrecen actividades de senderismo, descenso de cañones, vuelo en ultraligero, parapente, rutas a caballo, etc.
La situación geográfica de Villalba como puerta de entrada a dos grandes comarcas de Cuenca, la Serranía y el Campichuelo, le otorga el privilegio de ser paso obligado hacia algunas de las joyas turísticas de la provincia como el Ventano del Diablo, el Nacimiento del Río Cuervo o la Ciudad Encantada.
En el pueblo, un paseo nos llevará casi sin querer hasta la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad. De su estilo románico original aún quedan algunos retazos como la elegante espadaña o el ábside. Por la calle Cueva del Romeral llegamos hasta un espectacular mirador sobre el río Júcar y la zona conocida como El Tablazo, una zona de baño formada por una piscina natural de aguas cristalinas donde podemos bañarnos en verano.
El río y su hoz son los protagonistas absolutos de cualquier excursión que emprendamos desde Villalba.
La primera que recomendamos tiene que ver con un hecho que, a principios del siglo XX, ayudó a la transformación económica y social de Villalba de la Sierra: en 1926 se inauguró la central hidroeléctrica de El Salto y su pequeño poblado aledaño, a escasos 3 kilómetros del pueblo.
Ubicados en un precioso balcón junto al río, en la desembocadura del barranco de Villalba y con acceso desde la carretera de Tragacete, la visita merece la pena. Veremos un conjunto formado por seis edificios de vivienda, cinco de ellas de dos plantas, cada uno con dos viviendas adosadas, y otra de una sola planta; un edificio llamado el hotel, para residencia de ingenieros, y también un edificio de planta palacial destinado a central de las instalaciones eléctricas, además de una iglesia-capilla de estilo historicista. El conjunto se completa con el puente sobre el río y la impresionante presa, en lo alto del cortado, que comunica a través de dos grandes tubos con la central; al otro lado del río vemos unas edificaciones que se destinaban a escuelas, talleres y oficinas.
Frente a la parte alta del salto de Villalba se encuentra el Ventano del Diablo, un mirador natural sobre un desnivel de más de 200 metros con vistas a la espléndida hoz del Júcar. Estamos en una de las zonas de la región más visitadas por los amantes del barranquismo. En el Ventano hay una vía ferrata con unas vistas increíbles asequible para casi todos los públicos.
Ruta del Barranco de Santa María, la “otra” Ciudad Encantada y la Piedra Yunque
Sendero de Pequeño Recorrido PR CU 33
Circular
18 km / 5 horas aproximadamente
Dificultad media
Señalizado
Con esta ruta por los barrancos de Santa María y La Casilla y los miradores naturales que nos ofrecen tendremos una visión global del terreno quebrado y escarpado que caracteriza toda esta zona serrana, unos paisajes casi salvajes sin apenas intervención humana.
Salimos de Villalba de la Sierra por el camino de las Aguas, atravesando el Tablazo. Comienza el ascenso (algo duro) por pista hasta llegar al barranco de Santa María, el cual iremos remontando. A nuestra izquierda veremos ya un grupo de rocas disgregadas y rotas en forma de Ciudad Encantada. En este punto, si seguimos hacia la derecha, continuaremos el sendero hasta la parte alta de la Fuente de la Losilla y él vértice geodésico del Tormo. Si vamos a la izquierda nos adentramos en esta ciudad encantada.
Aunque no hay pista como tal, es muy fácil seguir el sendero que se adentra por callejones y pasadizos de roca. Seguimos hasta el barranco de La Casilla y continuando por la parte derecha de su cabecera hasta la fuente de la Losilla. Atravesando el pinar, llegamos a una pista asfaltada y seguimos hacia la izquierda, siguiendo un par de kilómetros, pasando junto a la Piedra Yunque (1.369 m.), una enorme piedra caliza esculpida por la erosión de viento, el agua y el hielo. Llegamos hasta las torres de los repetidores de comunicaciones. Después de la primera antena tomamos el camino que desciende de forma pronunciada hasta las proximidades de la carretera de Villalba a Uña, con la que coincidiremos en dos ocasiones en sendas curvas pronunciadas. El trazado continúa siguiendo el barranco de Santa María, hasta encontrarse con el trazado inicial del sendero y regresar a Villalba.
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