Entre la sierra de Alcaraz y el Calar del Mundo se encuentra Cotillas, una bonita y pequeña población de casas sencillas que forman calles estrechas y escalonadas en la ladera, rodeada por los ríos Guadalimar y el arroyo de la Puerta. Desde el mirador que rodea la bonita Iglesia de Santa Marina –mudéjar del siglo XVI– se puede contemplar una de las panorámicas más llamativas de la sierra, con cumbres como la de las Almenaras, el Cambrón, el Padrón y el más cercano pico de las Águilas; vemos las estribaciones del Calar del Mundo e infinidad de fuentes y arroyos regando pequeñas huertas. Un espectáculo para los sentidos.
Cotillas conserva las ruinas de un castillo llamado de la Yedra, visible desde el pueblo; una de tantas atalayas que salpican este territorio y que son una muestra fehaciente del antiguo Al-Ándalus. Se trata de una pequeña fortaleza musulmana del siglo XII que servía como puesto de vigía. De hecho, el nombre de Cotillas procede del árabe “Al Cutillas”, que significa “pie de colina”.
Un paseo de aproximadamente 3 horas (7 km ida y vuelta) nos lleva hasta el castillo y prosigue hasta la antigua aldea de Cueva Ahumada, ya en Villaverde del Guadalimar.
Desde el castillo hay que descender hasta un inmenso pinar de pino resinero y seguir el camino; iremos siempre acompañados de unas vistas impresionantes.
En dirección contraria, hacia el sur, muy cerca de Cotillas, a 3 km, se encuentra el pantano del Arroyo Frío, un precioso lugar para la práctica del senderismo o simplemente disfrutar de la naturaleza en familia. Podemos ir a pie, en coche o en bicicleta. El lugar no está acondicionado ni para silla de ruedas ni para carritos de bebés, así que si vamos con niños pequeños, lo mejor es optar por la mochila de porteo. Cuenta con bancos y merenderos, zona de recreo y área para barbacoas, perfectas para reponer fuerzas y descansar antes de retomar nuestro camino.
Estamos en la ladera noroeste del Calar del Mundo nace un pequeño manantial de entre las rocas del suelo, cuyo caudal fue represado artificialmente, creando así el pantano de Arroyo Frío, uno de los enclaves más conocidos del Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima. Situado casi en la frontera con la provincia con Jaén, vierte sus aguas al arroyo homónimo que posteriormente se une al río Guadalimar, uno de los principales afluentes del Guadalquivir. El pantano está cercado por una exuberante vegetación de ribera, que a su vez se encuentra rodeada por los densos pinares que caracterizan esta zona del Parque Natural. A su salida por la presa, nace Arroyo Frío, formando una espectacular cascada con un caudal considerable durante buena parte del año.
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