Tobarra, de origen islámico y rodeada por una fértil huerta de frutales, cuenta con un patrimonio artístico de gran valor representado en dos edificios religiosos: la iglesia de la Asunción y la ermita de la Encarnación y del Cristo de la Antigua.
La iglesia es uno de los últimos templos góticos de una sola nave que podemos encontrar en Albacete. En lo alto de la villa encontramos la ermita, otro bello y complejo edificio de reminiscencias musulmanas. Sorprende la gran variedad decorativa de sus cubiertas. Por un lado, artesonado mudéjar fechable en el siglo XIV; bóvedas de crucería con claves de madera gótico-renacentistas en las que veremos a la Virgen con el Niño y los símbolos de los evangelistas. En las capillas veremos pinturas murales de estilo mariano, barroco y rococó.
Pero si por algo es conocida Tobarra es por su Semana Santa y su famosa tamborada.
La Semana Santa de Tobarra, una de las celebraciones más famosas y conocidas de la provincia de Albacete, está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. La Tamborada es uno de los eventos más espectaculares dentro de la Semana Santa: los tambores suenan ininterrumpidamente durante 104 horas, desde las 4 de la tarde del Miércoles Santo hasta las 12 de la noche del Domingo de Resurrección, en la tamborada más larga de España.
Sólo enmudecen en los actos muy solemnes. Especialmente en la bendición impartida por la imagen articulada de Jesús Nazareno, a la que acuden cada año más de treinta mil personas, procedentes de todo el mundo. El momento es sobrecogedor: cual si la talla hubiese cobrado vida, su brazo bendice a los presentes, en los cuatro puntos cardinales, tras el sermón, y seguido de las notas de la marcha fúnebre Mektub. Después los tambores vuelven a sonar, durante más de cien horas, sin cesar. Lo harán en la procesión de la Santísima Virgen de los Dolores, talla de Francisco Salzillo. Y también en la Bajada del Cristo de la Caída, durante el Jueves Santo, acto de fuerza, sacrificio y devoción para los costaleros: las andas pesan más de dos mil kilos.
Todos los tronos son portados a hombros por los "agarráores" o "agarráoras", acompañados por las bandas de música o agrupaciones musicales, ya sea paso lento o más alegre dependiendo del momento.
Los tambores artesanos de Tobarra tienen una gran fama y merece la pena conocerla visitando su Museo del Tambor, donde se conservan algunas piezas del siglo XVIII, e incluso adquiriendo uno en sus tiendas locales. El origen del toque del tambor narra que los tobarreños se defendieron de un ataque musulmán haciendo ruido con sus tambores para simular la presencia de un gran ejército.
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