La Tamborada de Hellín es una de las celebraciones más famosas y conocidas de la provincia de Albacete, donde mayores y pequeños irrumpen con sus tambores por las calles de la ciudad en un número superior a los 20.000 tamborileros, ataviados con túnica negra y al cuello pañuelo rojo o capuz negro. Los visitantes pueden participar de forma activa en estas tamboradas, disfrutando de un ambiente único y de un sonido que marcará su paso por la ciudad. La UNESCO ha declarado las tamboradas de Hellín Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La Semana Santa, Fiesta de Interés Turístico Internacional, es, sin lugar a dudas, el momento más señalado de esta localidad no sólo para todos los hellineros, sino también para los miles de visitantes que acuden cada año.
Si hay un instrumento que caracteriza a Hellín es el tambor. Éste aparece intrínsecamente unido a la Semana Santa, mezclándose así en una sola celebración la pasión por lo religioso (Procesiones) y la fiesta pagana (Tamborada).
En la actualidad existen veintiséis Cofradías y Hermandades con siglos de historia a sus espaldas, formadas por imágenes y grupos escultóricos de escultores como Mariano Benlliure, Federico Coullaut Valera, Fernández Andes o José Zamorano. Entre estas obras cabe destacar el “Cristo Yacente” de Mariano Benlliure, considerada, según los expertos, como una de las cinco mejores esculturas del siglo XX.
La primera tamborada tiene lugar el Viernes de Dolores, día elegido antiguamente para templar los tambores cuando éstos estaban fabricados con piel de cabrito. Sin embargo, no es hasta el Miércoles Santo cuando tiene lugar la primera tamborada oficial y una de las más multitudinarias, que comienza a las tres de la tarde y finaliza con la recogida de la Procesión de la Oración del Huerto.
El jueves comienza a medianoche, al terminar la Procesión del Silencio, hasta la tarde del Viernes Santo, después de la bajada al Calvario. Y finalmente, el Sábado de Gloria tiene lugar la última tamborada que acaba la tarde de Domingo de Resurrección con la recogida de la Procesión del Encuentro. La mañana del Domingo de Resurrección ofrece en Hellín y Agramón (pedanía de Hellín) unos momentos de intensa emoción: el silencio absoluto de miles de tamborileros en los instantes previos al “Encuentro” para, una vez abierta la piña que libera decenas de palomas, atronar al unísono con renovado brío. El término de esta procesión marca el final de los actos de la Semana de Pasión, desfiles procesionales y tamboradas.
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