Recuerde el alma dormida avive el seso e despierte contemplando cómo se passa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el plazer, cómo , después de acordado, da dolor; cómo a nuestro parescer, cuelquiere tiempo passado fue mejor…
Villamanrique
Con estos versos, comienza Jorge Manrique las Coplas a la Muerte de su Padre. Y nosotros comenzamos nuestra ruta en Villamanrique, un acogedor pueblo al sur de la provincia de Ciudad-Real, casi limitando con Jaén. Allí, en la que hoy se conoce como Casa Grande, está la Casa de los Manrique y allí pasó Jorge Manrique su infancia; la casa de tipo renacentista tiene un amplio patio de columnas y barandillas de madera.
La Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol merece una visita para deleitarse en su elevado campanario poliédrico y su singular galería de arcos de medio punto al exterior.
Ocaña
Ocaña, en la provincia de Toledo, es el único topónimo que aparece en las Coplas, y donde la Muerte, vino a llamar a su padre. Hoy es una importante población, con gran desarrollo económico debido en parte a su cercanía con Madrid y Toledo, y nos sorprende a nuestra llegada con su hermosa Plaza Mayor, tercera en España tras la de Madrid y Salamanca; se comenzó a construir en 1782, acabándose en 1961, está declarada Monumento Nacional. Destaca la conocida como Palacio de los Cárdenas, hoy es la sede del Juzgado de Primera Instancia de Ocaña.
Edificios religiosos como el Convento de Santa Clara, la Iglesia de San Juan Bautista, la Iglesia Parroquial de Santa María, el Convento de San José... forman parte de un conjunto religioso-monumental que se completa con el Museo Porticum Salutis.
Ocaña se extiende, junto con un conjunto de pueblos, en la llamada Mesa de Ocaña, una altiplanicie conformada por diversos pueblos cuya visita adereza nuestro recorrido hasta la siguiente parada.
Nuestra tercera y última etapa del viaje nos lleva a tres pueblos conocidos como el Triángulo Manriqueño, los tres en la provincia de Cuenca.
Se trata de Santa María del Campo Rus, el Castillo de Garcimuñoz y Uclés. Los tres también son localizaciones fundamentales en el recorrido de los últimos días de Jorge Manrique y cada año, por el mes de abril, los tres pueblos celebran las Jornadas Manriqueñas, en recuerdo del poeta, con actividades culturales que giran en torno al mundo manriqueño.
Uclés
Meta de nuestra Ruta. Aquí reposan los restos de Jorge Manrique, autor, y los de su padre, protagonista, de las Coplas. El paso de los siglos y diferentes avatares de la Historia hicieron que las tumbas de ambos fuesen destruidas y sus restos cambiados varias veces de lugar dentro de la iglesia, pero en algún punto dentro de la iglesia del Monasterio de Uclés, están eternamente unidos padre e hijo, igual que lo están en las Coplas.
Conocido como «El Escorial de la Mancha», el monasterio es de los siglos XVI y XVII, y destacan en él su claustro de 36 arcadas con un brocal barroco en un aljibe ubicado en el centro. La portada del medio día es quizá la más representativa del edifi cio, se atribuye a Pedro Rivera y es churriguresca. Otros edifi cios monumentales de Uclés son el Castillo de Albar Llana, declarado Monumento Nacional en 1931, de origen árabe, y que acogió durante siglos la casa del Maestre de la Orden de Santiago y los aposentos del comendador de Uclés. La Iglesia Parroquial de Santa María custodia una interesante colección de reliquias, entre ellas las de San Valentín, y las de San Sebastián, patrón local.
El verano en Uclés es una fi esta. De forma sucesiva se celebran jornadas temáticas: de la Orden de Santiago, Populares, de la Siega, Etnográfi cas, Medievales... en las que este municipio pone todo su empeño en conservar en la memoria de los más jóvenes tradiciones y modos de vida ya casi desaparecidos.
Segóbriga y Huete ponen nuestro punto y final a nuestro viaje. Ambos están muy cercanos a Uclés y la visita es casi obligada. Segóbriga, en el municipio de Saelices, es uno de los cinco hitos que conforman la Red de Parques Arqueológicos de Castilla-La Mancha; y conserva de época romana un teatro, un anfi teatro, termas, murallas y restos de calzada.
Huete, es un municipio cuyo patrimonio monumental sorprende gratamente: los restos del castillo, murallas, palacios y casas nobles, iglesias como la de San Pedro o San Nicolás de Medina y conventos como el de la Merced y el de Santo Domingo.
Castillo de Garcimuñoz
Castillo de Garcimuñoz conserva aún en sus calles su estructura medieval, además de casas señoriales blasonadas.
El Castillo que hoy vemos en el pueblo es obra del siglo XV, aunque sus orígenes son musulmanes.
Aquí residió el infante don Juan Manuel, autor de El Conde Lucanor; y tras la batalla que le costó la vida a Jorge Manrique, pasó a manos del Marquesado de Villena.
Santa María del Campo Rus
Acoge en la planta baja de su Ayuntamiento, la sede del Centro de Estudios Manriqueños . Contiene numerosos libros, retratos y autógrafos de Jorge Manrique, y otros valiosos objetos de interés.En la Plaza Mayor del pueblo se alza un monumento al poeta, con un rostro del mismo y una alegoría de la muerte joven que recibe un chorro de agua sobre la mano tendida. El río Rus, que da apellido al municipio, abraza al pueblo y en él, la ermita de Nuestra Señora del Amparo y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción dan majestuosidad a las calles.
Un libro para un viaje
Los versos eternos de un poeta-guerrero, las aventuras universales de un loco soñador, las divertidas fechorías de un pícaro jovenzuelo, el minucioso viaje a una tierra con nombre de miel y las batallas de un caballero medieval son la invitación con la que Castilla-La Mancha te quiere seducir para que la descubras.
De la mano de Jorge Manrique, de Cervantes, del Lazarillo, de Camilo José Cela y del Cid, Castilla-La Mancha te invita a recorrer bellos rincones de sus cinco provincias: Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo.
EL AUTOR
Jorge Manrique bebió de nacer hacia 1440 y criarse entre Segura de la Sierra, de donde su padre era comendador, y Paredes de la Nava. Murió en Santa María del Campo de Rus (Cuenca) en 1479. Hombre de armas más que de letras. Tras la muerte de su padre en 1476, le dedicó la obra por la que ha pasado a la historia de la literatura española, las famosas Coplas, publicadas póstumamente. Además, escribió diferentes composiciones poéticas, unas 50, casi todas ellas presentes en el Cancionero general (1511).
LA OBRA
En la primavera 1479 moría en Santa María del Campo Rus, provincia de Cuenca, y con tan sólo cuarenta años de edad, Jorge Manrique. Días antes había sido herido de muerte en batalla, una de las muchas que tuvieron lugar en la guerra civil que dividía toda Castilla, entre los partidarios al trono de Isabel la Católica y los defensores al mismo de Juana la Beltraneja.
Al morir, entre sus ropas, encontraron unos versos:«¡Oh mundo!, pues que me matas / fuera la vida que distes / toda vida / mas según acá nos tratas/lo mejor y menos triste / es la partida».
La fiereza de la guerra y la delicadeza de la poesía, unidas hasta al último momento de su corta vida. Cuarenta años de vida bastaron para que Jorge Manrique se convirtiera en uno de nuestros poetas más insignes. Un clásico de la literatura española de todos los tiempos. Sus Coplas , una elegía a su padre, Don Rodrigo Manrique, son una refl exión universal, profunda, intima, que nos habla sin cultismos y con llaneza, de la virtudes de un padre que mira con serenidad a la muerte.
Jorge Manrique, soldado y humanista a caballo entre la agonizante Edad Media y el Renacimiento, empuña con igual destreza espada y pluma, la primera le dio riquezas y honores, la segunda fama y eternidad. «Merecía estar escrita en letras de oro» dijo Lope de Vega siglos después en referencia a la obra que nos conduce en este viaje por Castilla-La Mancha. Bienvenido a esta Ruta de las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique. Bienvenido a las tierras de Ciudad-Real, Toledo y Cuenca.
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