En el centro de la provincia de Guadalajara, entre la Alcarria oriental y la Serranía, en las estribaciones occidentales del Alto Tajo, se encuentra el pueblo de Arbeteta. Entre sus monumentos destacan la iglesia parroquial y su castillo.

En la iglesia merece la pena parar a observar su enorme veleta a la que llaman “El Mambrú”. El castillo es un magnífico ejemplo de fortaleza roquera, sus muros se alzan siguiendo el contorno de la roca, rodeado de un profundo foso que originariamente era salvable mediante un puente levadizo. En el muro norte pueden verse grandes ventanales y aberturas para el uso de la artillería del siglo XV.

La villa está rodeada de barrancos y desfiladeros y algunos de los rincones naturales más salvajes del Alto Tajo. La erosión producida por las aguas a lo largo de los siglos ha ido excavando uno de los cañones más bellos del Parque Natural. 

El sendero local SL-PNAT-6, señalizado con marcas blancas y verdes e hitos, recorre los límites de la Sierra de la Umbría Negra y nos adentra en uno de esos increíbles callejones de rocas.

Ruta

Circular

Dificultad baja

Distancia, 12 kilómetros

Duración, 3:30/4:00 horas

La ruta se puede realizar en cualquier época del año, aunque en invierno la zona es fría y apenas entra el sol en los barrancos. En épocas de lluvia puede haber agua de más.

El sendero comienza en el pueblo, en el área recreativa de la Fuente de los Caños, donde hay un cartel informativo. A nuestro alrededor vemos campos de cultivo. Nada hace sospechar cuánto y cómo va a cambiar el paisaje.

Tomamos la pista que sube la loma entre las huertas hasta entrar en un pinar mixto de laricio, carrascas, sabina albar, etc. A 6 Km conectamos con una pista en el collado. Continuamos por ella hasta llegar al fondo umbroso de la Rambla del Avellano, donde se gira a la izquierda para descender por la pista que recorre su interior.

Poco a poco el camino se estrecha y caminamos entre peñas y tormos: estamos en una pequeña ciudad encantada.

La rambla es heredera de un antiguo río más caudaloso y con mayor poder de excavación que el arroyo actual que ha ido creando reconocibles morfologías como las “proa de barco”, alguna que otra “seta” y, sobre todo, su majestuoso arco pétreo que desafía las leyes del equilibrio, denominado Peña del Arco y que da nombre a esta parte del barranco (Barranco del Arco). 

Seguro que elegimos este lugar para hacernos la foto perfecta que llevarnos como recuerdo.