En la Sierra Norte de Guadalajara, con vistas al valle del Alto Henares, abre sus puertas el Relais & Châteaux Molino de Alcuneza. Muy cerca de Sigüenza, el establecimiento se integra en la selecta red de Hospederías de Castilla-La Mancha que agrupa establecimientos hoteleros de 3 a 5 estrellas, ubicados en edificios con altos estándares de calidad en su arquitectura, de corte tradicional, sin renunciar a los más modernos elementos en sus instalaciones, y situados en entornos de gran valor paisajístico, monumental o natural. El viajero disfrutará, en estos remansos privilegiados preparados para el goce y el descanso, de una alta calidad de equipamientos, un servicio dedicado y una eficaz gestión profesional, posicionándose como punta de lanza de la oferta hostelera de Castilla-La Mancha.

Rodeado por ondulados y serenos campos de cereal, este hotel-boutique fue el molino harinero más importante todo el valle, y surtía de harina a la ciudad de Sigüenza. En cada rincón de la hoy rehabilitada casona de piedra se respira tranquilidad y sosiego, interrumpida únicamente por el gorjeo de los pájaros y el canto del ruiseñor. Comedor, salas comunes y habitaciones presentan ambientes cálidos y personales en armonía con el entorno. Cada una de las amplias habitaciones, confortables y luminosas, tiene un carácter propio.

Mención especial merecen los fogones –una estrella Michelin– caracterizados por la vuelta a los orígenes, pero con un guiño de modernidad. Gastronomía fresca y atrevida con una base de materias primas de la tierra y del huerto que el chef Samuel Moreno selecciona personalmente. Sin olvidar su variada y extensa selección de vinos. Y para relajarse se hace imprescindible pasar por el spa Agua de Molino, o visitar el bar, la piscina, la terraza o el ya mencionado huerto.

Este remanso de paz para escapar de la rutina y reencontrarse con los sentidos se levanta en una ubicación privilegiada para descubrir los bellos alrededores cargados de arte, historia y encantos naturales.  La ciudad histórica de Sigüenza se encuentra a tiro de piedra. Estratégicamente situada, recorrer sus calles y plazas empedradas nos permite descubrir algunos de sus innumerables encantos. El viajero no debe perderse el Castillo, que domina la ciudad; la magnífica y rica Catedral; la Casa del Doncel; las iglesias de San Vicente o la de Santiago; la Plaza Mayor; el barrio Humanista… la lista es interminable.

Muy cerca de nuestro remanso de paz se levantan tesoros del románico de Guadalajara como la Iglesia de San Salvador de Carabias; recintos amurallados como el de Palazuelos; castillos como el de Riba de Santiuste; pueblos medievales como Atienza o Medinaceli; o pequeñas aldeas con encanto como la de Santamera. Y para los amantes de la naturaleza la oferta no es menos variada y fascinante: el Parque Natural del Barranco del Río Dulce –escenario de algunos de los más icónicos documentales de El hombre y la tierra rodados aquí por Félix Rodríguez de la Fuente–; la micro reserva de los saladares del Río Salado; las Salinas de Imón; o el hayedo de Tejera Negra dentro del Parque Natural Sierra Norte, un poco más alejado pero de gran belleza, sobre todo en el periodo otoñal.