En la comarca de la Alcarria se encuentra una pequeña localidad llamada Córcoles, pedanía de Sacedón, que puede presumir de tener el monasterio medieval mejor conservado de la provincia de Guadalajara.
Las aguas del embalse de Entrepeñas y sus bellas vistas panorámicas son los más importantes atractivos de la zona para los amantes de la naturaleza que, además, ofrece un sinfín de actividades deportivas y de ocio al aire libre.
En el núcleo urbano de Córcoles destaca la iglesia parroquial de San Juan Bautista (s. XIII) que conserva de original estilo románico el ábside y la portada meridional. En su arquitectura civil cabe reseñar la existencia de varias fuentes y un lavadero público. El lavadero aún conserva dieciséis pilas dispuestos en dos filas bajo una techumbre de madera.
Pero la joya de la localidad, a menos de 1 kilómetro, es el Monasterio cisterciense de Santa María de Monsalud. Aunque esté parcialmente en ruinas, este cenobio es uno de los más hermosos testimonios de la presencia de la Orden del Císter, los monjes blancos, en la Península Ibérica.
Algunos investigadores sostienen que fue construido en los años 1140-1141. No obstante, el primer documento fiable en que se menciona su existencia data de 1167. La influencia del monasterio de Monsalud se deja sentir en el románico de todo el sur de Guadalajara y provincia de Cuenca. Destaca especialmente la sobriedad románica de su iglesia, así como el gótico de transición de su sala capitular y claustro. En 1835 tiene lugar la Desamortización de Mendizábal y el monasterio queda abandonado, al expulsarse de él a la Orden.
Ya cercano al embalse de Entrepeñas, Sacedón se nos muestra como localidad típicamente alcarreña salpicada de algunas casas nobiliarias. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción destaca por su esbelta torre que distingue el recorte en el cielo del perfil del municipio, tal y como la describió Camilo José Cela en su Viaje a la Alcarria.
Sacedón cuenta con varias ermitas: el barroco florido y recargado lo encontramos en la ermita de la Santa Cara de Dios; San Juan Bautista es una bellísima representación de la construcción de sillarejo; la ermita de Nuestra Señora del Socorro, rodeada de bosques densos y asomada a la brecha del Tajo; la ermita de San Andrés, al borde del pantano.
A las afueras, el cerro de La Coronilla nos ofrece una impresionante vista.
Para terminar nuestra visita a esta zona, recomendamos una curiosidad: el balneario de La Isabela (1826-1955), también conocido como Real Sitio de la Isabela, fue un pueblo-balneario situado en las orillas del río Guadiela… desaparecido bajo las aguas del embalse de Buendía.
Si el nivel de las aguas del pantano es bajo, los restos de los edificios emergen de nuevo y permitiendo el paseo entre las ruinas de un lugar que alcanzó su esplendor hace cien años.
Fue un pueblo-balneario que mandó construir Fernando VII en 1726. Tenía su palacete, calles, plazas y sus jardines. Se le dio el nombre de La Isabela en honor a Isabel de Braganza, la por entonces esposa del rey.
En marzo de 1955 el lugar sería abandonado definitivamente para proceder al llenado del embalse de Buendía, recién construido, con las aguas del Guadiela. Desde entonces, las ruinas de La Isabela permanecen sepultadas bajo las aguas.
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