El nombre de Enguídanos –proveniente del griego– hace referencia a la abundancia de agua en el terreno. Y así es: el agua es protagonista absoluta en la localidad, gran cantidad de manantiales vierten sus aguas en diferentes arroyos y ríos. Muchos son los parajes dignos de mención y visita: sus famosas Chorreras, los del Charandel y del Perejil; las hoces de los ríos Mira, Agua y San Martín; la hoz Cerrada, la Playeta y la Lastra, El Salobral, unos baños con un manantial de agua salada; el Golpecillo, una cascada del río Guadazaón; el embalse del Batanejo y el embalse de Contreras, cantidad de fuentes y manantiales… El patrimonio natural y el agua conforman, sin duda, el gran activo de Enguídanos.
Pero más allá de su indudable atractivo natural, Enguídanos es un lugar ideal para pernoctar y ser disfrutado sin prisa. Se sitúa a lo largo de una pronunciada ladera, lo que obliga a un casco urbano de calles estrechas, empinadas y escalonadas. La hermosa plaza Mayor, con saledizos, balconadas de madera y una hermosa fuente, es el eje desde el que parten radialmente las calles.
En dichas calles, la arquitectura popular se abren camino salpicadas de casas solariegas y palaciegas, escudos, rejas y decoraciones que irán llamando nuestra atención. Casi sin querer, el paseo nos llevará a asomarnos a diferentes miradores desde los cuales tendremos bellas vistas del río y el valle.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción fue construida en el siglo XV y luce en su interior un interesante artesonado de madera de estilo mudéjar.
Sobre el caserío de Enguídanos se yergue un castillo-fortaleza del siglo XI. De origen musulmán, sufrió importantes destrozos durante la reconquista, y fue reforzado y completado en los siglos XIV y XV con, entre otros detalles, la torre principal que hoy podemos contemplar.
Son varios los senderos o rutas que nos permiten empaparnos de lo que nos ofrece Enguídanos, bien sea andando o en bicicleta.
Os proponemos el sendero PR 54, que sale desde la calle del Ayuntamiento y cruza el valle de los ríos Cabriel y San Martín y los profundos barrancos por los ríos Mira y Narboneta. Un sendero ciclabe 100%, circular y de dificultad media.
Distancia: 18,5 km
Tiempo estimado: 4’40’’
El antiguo camino por el que comienza bordea el cerro de San Cristóbal y cruza el río Cabriel y su afluente, el San Martín. Este valle que forman es parte de la cola del embalse de Contreras, que llevará agua o no dependiendo de las lluvias de la época.
Pronto llegamos a las ruinas del antiguo balneario del Salobral y avanzamos, ganando altura, entre pinares y pequeños campos de olivos y almendros. Arriba, nos espera el mirador sobre la profunda grieta del río Mira. Bajamos y seguimos el río hasta la aldea del Charandel, a mitad del recorrido.
Regresamos, cuesta arriba, pasando por el manantial de Fuen María, desde donde bajamos a la fuente de la Escaregüela, el valle del San Martín y, como al inicio, el Cabriel.
En el paraje denominado Las Chorreras, el río Cabriel baja de forma caprichosa y con sus aguas más limpias y brillantes que nunca; abundan las pozas en las que bañarse, las tobas en las que tumbarse, cascadas y saltos de agua, pequeñas playas fluviales, cuevas… No se puede acceder al paraje en coche y sólo se puede llevar una mochila por persona y solo con lo estrictamente necesario. En la entrada de las Chorreras se han habilitado aparcamientos con tarifas de 10 euros y un horario de 9 a 21 horas todos los días de la semana.
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