Tembleque es la estampa de villa manchega por antonomasia: el blanco de la cal reluce en sus fachadas; el caserío humilde, salpicado con la presencia de algunas casas señoriales, se articula en torno a la plaza Mayor.

A las afueras, incide en su perfil manchego la estampa de los molinos de viento, que nos recuerdan que estamos enla ruta de Don Quijote de La Mancha; de hecho, Tembleque es de las pocas localidades mencionadas específicamente en la obra. Miguel de Cervantes, como recaudador de impuestos, debió conocer bien esta zona.

Pero superando el renombre que otorga aparecer en la más universal de las novelas, Tembleque debe su fama a su plaza Mayor, una de la plazas más pintorescas y representativas de la región, emblema del barroco popular del siglo XVII. Sigue el esquema de los corrales de comedias y albergaba espectáculos mayoritariamente taurinos. Una de sus tres puertas era, además de acceso, callejón de toriles. La plaza está porticada con columnas toscanas y pilares cuadrangulares en los accesos. Los dos cuerpos superiores son corredores sostenidos por pilares de madera, fachadas encaladas y los antepechos decorados con la cruz de San Juan. Destaca el torreón, que en las celebraciones actúa de palco para las autoridades.

La plaza Mayor se comunica con la plaza de la Orden a través de un pasadizo y en ésta se alza la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un imponente edificio de gótico tardío en el que destacan su gran nave gótica y un pórtico isabelino cerrado por arquivoltas y motivos vegetales entrelazados.

Destacan otros monumentos religiosos como la ermita de la Purísima Concepción, la de Loreto, la de San Antón y la bellísima ermita de la Vera de la Cruz, construida en 1762 con planta octogonal cubierta por una cúpula de ocho elementos curvos.

Entre las construcciones civiles, la Casa de las Torres (llamada así por las torres que enmarcan su frente) es una casa-palacio construida por Don Antonio Fernández Alejo en el siglo XVIII. Es una construcción de estilo barroco, formada por una estructura alrededor de un patio cuadrado con doble galería de columnas toscanas de piedra que unen tres arcos rebajados por cada lado. En la fachada principal hay una interesante portada barroca decorada con numerosos motivos ornamentales.

La Casa de Postas mantiene la estética manchega y recuerda a las ventas tan típicas del territorio.

A 15 km al sur de Tembleque, en el vecino pueblo de Turleque, comienza la ruta de ecoturismo Finistur, ideal para los amantes de la BTT; una ruta protagonizada por el embalse de Finisterre, una depresión del valle del Algodor que constituye un oasis entre La Mancha y las primeras estribaciones de los Montes de Toledo.

Circular

13,2 kilómetros

A pie: 3 horas

Bici: 1 hora

Fácil

Partimos desde el casco urbano de Turleque. Frente al rollo de justicia, en la entrada al pueblo desde Mora, se encuentra el punto de información turística de la ruta. A 100 metros, la primera baliza que nos mostrará el camino, que en sus primeros kilómetros coincide con el Camino de Santiago Alicantino y discurre entre extensos campos de cultivo. 

A 4 kilómetros veremos una segunda baliza que nos desvía a la derecha por el antiguo camino de las carretas, entre estepas de cereal y el inmenso mar de olivos de la zona, ya cerca de la sierra de Algodor.

En el kilómetro 5,6. nos encontramos ante una baliza que nos desvía durante un momento (habrá que volver por aquí) hasta lo alto de la sierra del Algodor o a "Finisterre", encima del colchón de agua del embalse, sobre una cota de 750 m. Desde aquí las vistas son impresionantes, pudiendo divisar una variada avifauna en invernada, así como alguna rapaz (aguilucho lagunero, milano negro, águila perdicera, etc). Justo en frente tendremos la Sierra de la Rabera y de San Juan, con el Castillo de Peñas Negras al fondo. Al otro lado de la orilla, como en un islote, Castilnovo, destino final de la segunda ruta alternativa de Finistur.

Al regresar por el mismo camino, nos encontraremos de nuevo en el camino de las Carretas, que cogiéndolo como nos indica la baliza, nos llevará hasta la ermita del Cristo del Valle, no sin antes pararnos en el pozo manchego de Toribio, km 6,400, señalizado con otra baliza, ejemplo tradicional de arquitectura popular.

La ermita del Cristo del Valle es un perfecto descansadero; aquí podremos elegir entre emplear un poco más de tiempo en nuestra excursión y atravesar la presa de Finisterre hasta lo que queda de la aldea islámica de Castilnovo; o seguir sobre la ruta de Don Quijote, un camino de inmejorables condiciones que nos lleva hasta el casco urbano de Turleque por un agradable paseo.