Consuegra nos ofrece un mirador paisajístico sin igual sobre la llanura manchega; su cerro Calderico, con sus 12 molinos de viento y el castillo de la Muela, es de visita obligada en un recorrido por tierras de Castilla-La Mancha. A los pies del cerro, el núcleo urbano está dividido en dos por el río Amargillo y mezcla en perfecta armonía edificios monumentales con casonas de arquitectura popular con patios y azulejería, ofreciéndonos pinceladas del tipismo manchego y castellano.
La situación de Consuegra en el entramado vial del centro peninsular como paso desde Toledo hacia el sur y el este, lo ha convertido desde tiempos remotos –ya desde época romana– en un núcleo poblacional importante para todas las culturas y en todas las épocas de la Historia.
Los Carpetanos fundaron sobre el cerro Calderico el primer asentamiento en el siglo VI a.C. En el siglo II a.C., los romanos conquistaron la ciudad y fundaron Consabura. Reinos y Califatos pelearon por Consocra, edificando un castillo milenario a cuyos pies murió Diego Rodríguez, hijo de Mío Cid, el 15 de agosto de 1097. En esta misma fortaleza tuvo su sede la Orden de San Juan de Jerusalén desde 1183, siendo Consuegra la capital del Gran Priorato de San Juan de Jerusalén en Castilla y León.
La plaza mayor o plaza de España se ubica sobre lo que sería el antiguo foro romano y sigue siendo el eje del que todo parte. Era este el punto de encuentro de las dos vías principales -cardo y decumanus- que cruzaban la antigua ciudad de norte a sur y de este a oeste; su trazado, algo modificado, aún se conserva. Fuera del núcleo urbano todavía existen restos de infraestructuras como la presa (de 638 metros junto al río Amarguillo a unos 4 Km de la población) y el acueducto de Guadalerzas, a 24 km de la ciudad en le término de Los Yébenes.
En la plaza, algunos edificios destacan por sí mismos. El Ayuntamiento, de 1670, en aparejo toledano formada con doble hilada de ladrillo y cajas de piedra, revela la fusión de elementos de tradición cristiana (la piedra) junto con los árabes (el ladrillo). En la parte superior se conserva un reloj de sol y, anexos, el arco y la torre del reloj, de época posterior pero bien integrados en el conjunto.
Frente al Ayuntamiento está el edificio conocido como “Los Corredores”, obra del siglo XVII, que constituye uno de los edificios más destacados de la ciudad, con bella balconada tallada con querubines y con soportales de madera al descubierto, claro ejemplo de arquitectura manchega. Fue alhóndiga, silo y ayuntamiento. Hoy alberga las salas del Museo Arqueológico Municipal de Consuegra, que ofrece un recorrido histórico de Consuegra desde el Neolítico hasta el 11 de Septiembre de 1891. Ese fatídico día de finales del siglo XIX, las aguas del río Amarguillo crecieron hasta 6 metros más de lo habitual provocando inundaciones catastróficas que se llevaron la vida de unas 360 personas y descompusieron el trazado urbano de la villa. Las colecciones arqueológicas y etnográficas nos muestran hachas prehistóricas, restos carpetanos, y cerámica romana. También hay espacios reservados para la época musulmana, el periodo de los Austrias y el paréntesis bélico napoleónico.
El Palacio de San Gumersindo, del siglo XX, de imitación mudéjar, cierra el espacio de la plaza Mayor.
Las calles peatonales próximas a la plaza son ideales para el paseo. En una de ellas nos encontramos el Palacio Prioral y Casa de la Tercia, antigua casa de la Orden de San Juan que conserva su torre bajo-medieval y está construida sobre las termas romanas. Sobre los restos del palacio se construyó un centro escolar de estilo neomudéjar a finales del XIX.
La arquitectura religiosa tiene una amplia representación en el patrimonio de la ciudad.
En la ermita del santísimo Cristo de Veracruz impresiona el contraste del exterior: un austero combinado de ladrillo y piedra de estilo toledano-mudéjar junto a una exuberante fachada en mármol blanco con almohadillado neoclásico y columnas salomónicas con decoración barroca, en un compendio armonioso de simetría y eclecticismo. Frente a esta iglesia se encuentra el Convento de las Madres de la Inmaculada Concepción, que recrea el gótico mudéjar. Dos conventos más hay en el casco viejo: el de las Carmelitas y el de los Franciscanos.
La iglesia de San Juan Bautista, al otro lado del río, construida en el siglo XVI, fue el único edificio que se salvó de las devastadoras inundaciones de 1891.
Pero, sin duda, la imagen que Consuegra deja grabada en la memoria de los visitantes es la del cerro Calderico, orlado por los molinos de viento y el castillo; allí podemos imaginar perfectamente la batalla de Don Quijote contra los gigantes, esencia pura del ideal que encarnan a la vez el personaje y su autor, Miguel de Cervantes.
El castillo de la Muela (siglo X) es quizás el mejor conservado y restaurado de Castilla-La Mancha. Sobrecogedor e imponente, es un grandioso ejemplo de arquitectura militar sanjuanista con tres recintos defensivos. Podemos recorrer sus murallas y el patio de armas. En su cuidado interior, en el que se recrea el ambiente de la época con mobiliario y armas, visitamos un aljibe cubierto por bóveda de cañón, así como la mazmorra y la sala de archivos de la orden, la sala capitular, la ermita, las terrazas y el jardín. Las vistas desde la torre nos dejarán sin aliento.
Escoltando el castillo encontramos el famoso grupo de doce molinos de viento. La mayoría de ellos fueron construidos a principios del siglo XIX y se encuentran en buen estado de conservación; el molino “Sancho” conserva el mecanismo original del siglo XVI. En el interior del molino “Bolero” se sitúa actualmente la Oficina de Turismo y puede verse todo su mecanismo completo.
La cultura gastronómica del pueblo va indisolublemente ligada a su preciado azafrán, con fama de ser de los mejores del mundo; su recolección a mano y su monda y secado han creado una cultura gastronómica propia y exclusiva de esta tierra. En torno a él gira la celebración de la Fiesta de la Rosa del Azafrán de octubre.
En agosto tiene lugar otra fiesta señalada: Consuegra Medieval, que nos traslada al año 1097 durante un fin de semana.
La cultura gastronómica del pueblo va indisolublemente ligada a su preciado azafrán, con fama de ser de los mejores del mundo; su recolección a mano y su monda y secado han creado una cultura gastronómica propia y exclusiva de esta tierra. En torno a él gira la celebración de la Fiesta de la Rosa del Azafrán de octubre.
En agosto tiene lugar otra fiesta señalada: Consuegra Medieval, que nos traslada al año 1097 durante un fin de semana.
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