Esta ruta está pensada para los amantes del arte, del Renacimiento y de la arquitectura. Será nuestro guía Andrés de Vandelvira, oriundo de Alcaraz (Albacete), conocido como el arquitecto del Renacimiento del Sur y uno de los arquitectos más importantes del siglo XVI. Siguiendo su obra y su influencia conoceremos algunos de los edificios civiles, religiosos y militares más significativos del renacimiento español en la zona de la sierra de Alcaraz y Campo de Montiel.
Alcaraz
En la Casa de los Galiano (c/ Mayor), de portada adintelada renacentista, se dice que nació Vandelvira.
Hace quinientos años se empiezan a dar los primeros pasos para construir el conjunto de la plaza de Abajo, como se conocía a la que hoy es la plaza Mayor de Alcaraz. En el archivo histórico de la localidad se encuentra el documento del año 1518 donde la Reina Doña Juana da permiso para empezar las obras para crear unas gradas entre la plaza del cementerio y el convento de Santo Domingo.
En 1523 ya aparece Vandelvira trabajando en su ciudad natal. Con apenas 18 años y bajo la dirección de su maestro cortaba las losas que iban a servir para embaldosar la lonja de la Regatería y la del Alhorí. Hacia 1530 la plaza estaba acabada tal y como la conocemos hoy.
Pero aún faltaba por construir, en el año 1531, la Puerta del Alhorí. Esta obra es la única que se conserva de los primeros años de juventud de Vandelvira, pero ya se le puede apreciar como un arquitecto consolidado. Esta portada, de estilo plateresco, es una de las más importantes de la provincia de Albacete por su fina y trabajada decoración.
El conjunto de la plaza no estaría completo sin sus dos torres, que son el emblema de la ciudad, y así, entre 1555 y 1574, Vandelvira construyó la Torre del Tardón. Se trata de una torre de carácter prismático, hexagonal, única por su original estructura, y que sin duda tiene rasgos inconfundibles de una decoración vandelviriana. En su interior destaca la escalera que Alonso, hijo de Andrés, denomina de “ojo o caracol de Mallorca”, sin husillo central, en su libro de Trazas de Corte de piedra donde recoge las soluciones arquitectónicas de su padre.
Su huella, ya de la segunda mitad del siglo XVI, la encontramos también dentro de la iglesia de la Trinidad: la capilla de San Sebastián, la capilla de los Ballesteros y la capilla de Pedro de Aragón.
Vianos
Vianos se ubica en un soberbio emplazamiento, un alto cañón escarpado que domina el paisaje circundante. El pueblo ha mantenido en parte su carácter popular con construcciones tanto de tapial como de sillarejo de un color rojo muy característico de la zona.
Entre todas ellas destaca la parroquia de San Sebastián, obra del siglo XVI; y, en ella, su torre, de noble empaque y solidez, que podemos relacionar con la torre de la Catedral de Baeza y con la de El Salvador en Úbeda: comienza siendo de planta cuadrada y pasa a convertirse en un prisma octogonal, lo que le confiere el adjetivo de vandelviresca. Como también lo es esa ventana exterior mutilada de una estancia contigua a la torre.
Viveros
En la parroquia de San Bartolomé Apóstol, es significativo al exterior la portada abierta en el lado de la epístola, de diseño renacentista y recuerdos vandelvirescos. Vandelvira participó en la tasación de la ermita de Pinilla, situada a las afueras de la localidad muy cerca de las Salinas de Pinilla, muy ricas por su extracción de sal, vigente hoy en día.
El Ballestero
La parroquia de San Lorenzo tiene la marca de Vandelvira en la cabecera del templo, en su bóveda; sus constructores tomaron como modelo el crucero y el presbiterio del convento dominico de La Guardia (Jaén), si bien la iglesia misma se asemeja a otras como Parroquia de la Trinidad de Alcaraz o la de la Parroquia de San Sebastián en Vianos. Básicamente consta de un gran espacio cuadrado cubierto de bóveda de crucería, unos cortos brazos de crucero con bóveda de cañón y la forma ochavada donde se ubica el retablo. Los soportes son columnas acanaladas toscanas. El resultado es armónico y notable y demuestra la fuerte influencia que Andrés de Vandelvira ejerció en toda la comarca.
El Bonillo
El conjunto urbano de El Bonillo siempre ha mantenido su acentuado carácter manchego de paredes encaladas, casas bajas y abundante rejería de forja en sus ventanas.
El Ayuntamiento, en la plaza mayor, con dos arquerías sobrepuestas, la inferior de cuatro arcos y la superior de ocho, es obra del siglo XVI dentro de un evidente estilo vandelviresco.
La iglesia de Santa Catalina es una obra del siglo XVIII construida encima de otra del siglo XVI. Su planta es de salón con pilares de planta cuadrada y cúpula de crucero, en la torre se conserva una ventana plateresca de admirables proporciones. Posee un admirable retablo barroco churrigueresco en el que se alza Santa Catalina, patrona del municipio. Hay que destacar la escalera de caracol de ascenso a la torre, de tipo caracol de Mallorca, sin eje, de clara filiación vandelviresca aunque de un periodo tardío.
Contiguo a la capilla del Cristo de los Milagros hay un pequeño Museo Parroquial que sin embargo alberga obras de gran interés, como “Cristo abrazado a la Cruz” de El Greco, semejante a otros conocidos del mismo tema pero superior en calidad a todos ellos, incluido el del Prado. Otro lienzo notable y de gran tamaño es el del Milagro de Cristo, de Vicente López; también veremos “la Magdalena” de Andrea de Sarto; “San francisco de Paula, San Vicente Ferrer, y “San Pedro arrepentido” que por sus características podrían ser de José Rivera
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